LA PRIMERA DE LA MAÑANA

Marta García Aller: "Si a Putin queremos aislar, a lo mejor hay que abrir las puertas de par en par"

Marta García Aller reflexiona sobre el último debate moral que se ha abierto en Europa en relación a qué hacer con los rusos que huyen del reclutamiento obligatorio de Putin.

ondacero.es

Madrid | 23.09.2022 07:50

El último dilema moral que plantea la guerra, y anda que no hay dilemas morales en las guerras, es qué hacer con los rusos que ahora quieren salir de Rusia.

Hace unas semanas la Unión Europea suspendió el acuerdo de visados con Rusia. Una más de las sanciones para presionar a Putin a través del descontento ciudadano. Y es comprensible el argumento de países como Polonia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, (no es casualidad que sean los que más cerca están de Putin): pedían la prohibición total de visados alegando que el turismo ruso no debe continuar viajando libremente por Europa cuando la mayoría del país apoya la invasión de Ucrania. O apoyaba.

Porque algo parece estar cambiando. Miles de rusos están abandonando su patria por temor a que los llamen a filas, se agotan vuelos hasta a Bakú, que como sabes es la capital de Azerbayan, y se están montando atascos en las fronteras con países fronterizos como Kazajistan, Mongolia y Georgia. Y así es como resurge la duda. ¿Qué debe hacer la UE con los rusos que huyen del reclutamiento?

Bruselas ha dicho que la decisión de si dejarles entrar o no es de cada país. Finlandia de momento ha dejado abierta la frontera pero ha avisado de que quiere reducir drásticamente el paso de viajeros rusos. Polonia ya está vetándoles la entrada y los bálticos ya han avisado que NO van a ofrecer refugio a los rusos que huyan de Putin.

Alemania ha dicho lo contrario. Acogerá a los reservistas rusos que deserten, por temor a que los recluten en una guerra injusta. ¿Acaso no debilita más a Putin facilitar que huyan de él todos aquellos que no quieren ir luchar? Se ve que es más fácil decirlo cuando el vecino de al lado no es el invasor. Pero a falta de que Bruselas tome una postura común, me quedo con esto que dice el ministro de Justicia alemán: ‘cualquiera que odie el camino de Putin, será bienvenido”.

¿Moraleja?

Si a Putin queremos aislar, a lo mejor hay que abrir las puertas de par en par.