Del jaleo por la compra de munición a Israel que el Gobierno acaba de cancelar no sé si es más preocupante lo que revela de torpeza, de mentira o de debilidad dentro del Ejecutivo. Veamos.
Muy mal hay que gastar seis millones y pico de euros para que se conviertan en la noticia de la semana después de anunciar un plan de 10.500 millones de euros en Defensa. Pero es que ese contrato de seis millones que acaba de cancelar el Gobierno eran para comprar balas para la Guardia Civil a una empresa israelí. Y Sánchez había prometido en el Parlamento que no iba a comprar armas a un país que estaba cometiendo una “matanza indiscriminada” en Gaza. Y, claro, no se puede ir de azote diplomático de Netanyahu y luego comprar a escondidas armas a Israel.
Pero alguien en el Gobierno debió de pensar que sí y no parece probable que solo fuera Marlaska. Es difícil saber dónde acaba la chapuza y empieza la mentira. Sobre todo cuando primero dicen que no se puede rectificar y luego rectifica la rectificación si IU amenaza con salirse del Gobierno. No termina de colar que el contrato se escapara sin querer, que fueran cosas de la descoordinación burocrática. Cuando algo se hace sin querer, no se anuncia un Viernes Santo en el BOE. Los sinquereres no se tapan tan bien.
Y los seis millones en balas son poca cosa en comparación a los 287 millones de euros que gastó Defensa para comprar a Tel Aviv misiles anticarro usados por el Ejército israelí en Gaza 48 horas antes de que Pedro Sánchez condenara en el paso de Rafah “la matanza indiscriminada de miles de niños y niñas”. Defensa, cuenta hoy Requeijo, no Interior.
¿Chapuza o mentira? ¿Descoordinación o incoherencia? No es incompatible. Lo que seguro es, viendo lo imprescindible que de repente le parece a Sánchez la ministra de Infancia, Sira Rego, es otra muestra de debilidad del Ejecutivo.
¿Moraleja?
Del escándalo de las balas lo que resulta más sorprendente es que ver a Sánchez saltarse sus principios sorprenda a tanta gente.