La Comisión Europea confirma que la amnistía que el Gobierno (bueno, que Santos Cerdán) negoció con Puigdemont a cambio de la investidura era una amnistía, efectivamente, a cambio de una investidura. Vamos, que no respondía al interés general sino al del partido que quería el poder. En vez de al Gobierno español, Bruselas prefiere creerse a sus propios ojos.
Ni por el interés general ni por la convivencia ni por la paz social. Por siete escaños. La amnistía a los del procés se concedió exclusivamente a cambio del apoyo a la investidura del Gobierno y eso de ir amnistiando delincuentes a cambio de que te hagan presidente no es muy compatible con los valores de la Unión. Destaca, además, el contexto: la amnistía el Gobierno no la contempló hasta que necesitó el apoyo de Junts. En términos jurídicos, un canteo.
Entre los argumentos que peor le han envejecido al Gobierno está aquel de armonizarnos con Europa. Porque ahora viene Europa a decirle al Gobierno que no, que no cuela. Que cambiar impunidad por poder no trae reconciliación ni convivencia.
La amnistía ha provocado justo lo contrario, según la Comisión. Dice que ha traído una mayor división. "Virulenta", la llama. El argumento del Gobierno de que en Cataluña hay ahora paz social gracias a la amnistía tampoco cuela. Porque mas allá de Cataluña, más acá, la amnistía ha deteriorado la política en toda España.
Cómo va a ayudar a la convivencia una norma que "ha ahondado en una división profunda y virulenta en la clase política, en las instituciones, en el mundo judicial, en el mundo académico y en la sociedad española". Cómo va a mejorar la convivencia una amnistía a cambio de 7 votos, negociada entre un prófugo y un ahora recluso, por un procedimiento de urgencia, excluyendo el debate público y los consensos, ignorando a los órganos consultivos y sin consulta pública.
Cómo iba a servir para fomentar la convivencia y la reconciliación ignorar a las instituciones, a toda la oposición y, ahora también, los valores europeos.
¿Moraleja?
La Comisión Europea es rotunda, la amnistía causó una “división profunda”
