CON JAVIER CANCHO

Historia de la última embajada

Dinamarca designó al primer embajador de la historia ante la industria tecnológica. Es diplomacia en la nueva era, dando consideración a Sillicon Valley como superpotencia global de los tiempos modernos.

Javier Cancho

Madrid | 18.09.2019 11:13

La frase la escuché durante un paseo con el constitucionalista italiano Luigi Ferrajoli. En un momento de la caminata, el jurista dijo que por primera vez en la historia de la humanidad no conocemos la identidad de los que de verdad mandan. Ferrajoli sostiene que más allá de la depresión económica, lo que está verdaderamente en crisis es la democracia constitucional.

Ferrajoli es un entusiasta de las Constituciones. Considera que han sido el gran logro, porque aunque se las vincule con el pasado, en realidad, las constituciones son, sobre todo, un programa de futuro que permite poner límites a los excesos del poder y garantizar a la ciudadanía sus derechos políticos y sociales. Y eso, dice Ferrajoli, es lo que en el futuro será todavía más cuestionado de lo que ya está en este momento. Planteaba Ferrajoli que el colapso del Estado del Bienestar ha convertido en vulnerables los medios de subsistencia de millones de personas. Esa realidad, decía el jurista, debería darnos mucho miedo.

Soberanismos, secesionismos, desmoronamiento de los Estados y de la propia construcción europea, pérdida derechos y posibilidades...en fin, estos son algunos de los temores que podrían acrecentarse con el transcurrir de los tiempos. Ante una amenaza, que no es fantasma, Ferrajoli propone un constitucionalismo supranacional -respetado y respetable- que sea capaz de marcar los límites no sólo a los poderes públicos sino también a las últrapoderosas organizaciones financieras. Sólo así, dice Ferrajoli a punto de cumplir 80 años...sólo así, dice, habrá un futuro digno para nuestros descendientes.

Se llama Casper Klynge, y como diplomático de carrera danés ha trabajado en algunos enclaves turbulentos como Afganistán o Kosovo. Pero, su última misión está en Sillicon Valley, entre los despachos de corporaciones transnacionales. Dinamarca dio cauce oficial a una realidad: existen gigantes tecnológicos más temibles y poderosos que la mayoría de los Estados de todo el orbe. Estamos hablando de esas empresas en las que ustedes están pensando, pero también en otras menos conocidas. El hecho es que compañías tan omnipresentes como Facebook hace tiempo que tienen intereses muy ambiciosos, con una influencia llamativa en política exterior y con planteamientos insurgentes. Por ejemplo, la criptomoneda de Facebook que tiene del apoyo de cien grandes empresas financieras, tan posicionadas como MasterCard, Visa o Paypal.

Decía Zuckerberg, el dueño de Facebook, que construir un sistema financiero no es el tipo de cosas que una empresa puede hacer por sí misma. Pero lo que Facebook plantea es formar parte de la banca que siempre gana.

¿Saben? El diplomático danés para las empresas tecnológicas lleva dos años en el cargo y en todo ese tiempo, nunca, ni una sola vez, ni dos minutos, ha logrado reunirse con los mandamases de Facebook, Google o Apple. No lo ha logrado a pesar de que su oficina, su embajada, está allí en Palo Alto, California.