Historia de un informe
Un organismo internacional ha advertido del riesgo de lo que se ha llamado una pandemia fulminante. El informe es de una entidad llamada Junta de Vigilancia Mundial. Es lo que suele denominarse un panel de expertos. Lo integran organismos como Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud, la Cruz Roja, la Media Luna Roja y el Banco Mundial.
El documento en el que nos estamos fijando dice que la humanidad se enfrenta a un brote creciente de enfermedades infecciosas. Son enfermedades que podrían causar epidemias: y en esa lista aparece el ébola, la peste, la fiebre amarilla o el zika. Los expertos en salud pública contemplan la posibilidad de que nos aproximemos a una época de brotes de alto impacto y rápida propagación. Situaciones de ese tipo se están detectando con mayor frecuencia y están resultando difíciles de manejar.
El informe de la Junta de Vigilancia Mundial dice que nos enfrentamos a una amenaza real de pandemia fulminante, que -dadas las circunstancias- resultaría sumamente mortífera. Como ejemplo del riesgo, el documento menciona la pandemia mundial de 1918, la que fuera erróneamente denominada como gripe española. Recordemos que aquella cepa de virus contagió a un tercio de la población mundial y mató 50 millones de personas.
Si en la actualidad hubiera un brote de esa envergadura, esa epidemia fulminante podría matar hasta 80 millones de personas. Y la situación también tendría consecuencias nefastas en la economía llegando a sucumbir un 5 por ciento de la actividad global, según las prospecciones del Banco Mundial. El panorama de una crisis sanitaria de hoy en día presenta complejidades respecto a lo que fue la emergencia global de 1918. La población, ahora, es cuatro veces superior a la que había hace 100 años. Y la movilidad no es siquiera comparable, pudiéndose viajar ahora a cualquier parte del globo en menos de 36 horas.
En función de ese contexto, el informe dice textualmente que una pandemia mundial -a esa escala- desencadenaría una situación de caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas. Siendo inquietante la previsión, el estudio de la Junta de Vigilancia, que auspicia Naciones Unidas, añade algo más que se resume en una frase muy concreta: en este momento, el mundo no está preparado para una pandemia fulminante.
La misión de la Junta de Vigilancia Mundial consiste, precisamente, en proponer estrategias de preparación para que una pandemia no le pille al mundo con el culo al aire.Para su análisis y diagnóstico, el grupo revisó lo ocurrido durante la pandemia de gripe H1N1, del año 2009. Aquel virus causó la muerte de entre 150.000 y 570.000 personas. También se analizó el brote de ébola de 2014.
Teresa Romero se curaba del ébola. Sobre lo que pasó con esos dos virus, la Junta de Vigilancia Mundial concluye que los aprendizajes y recomendaciones que surgieron de esas crisis se aplicaron de forma deficiente o no se aplicaron en absoluto. Y se recuerda que los gobiernos prodigan esfuerzos cuando surge una amenaza grave, olvidándose rápidamente de esforzarse cuando la amenaza remite.
El estudio también menciona que, si bien los desarrollos científicos permiten nuevas herramientas para la salud pública, también permiten que los microorganismos causantes de enfermedades sean diseñados o recreados en laboratorios. Esta afirmación no es nuestra, es de la de la Junta de Vigilancia Mundial, cuyo informe concluye diciendo: ha llegado el momento de actuar.