El caso es que durante el desalojo, su familia lo vio en unas imágenes y aprovechó la presencia policial para intentar dar con él. Y lo encontraron durmiendo sobre un trozo de cartel en la calle. Carlos Mario no reaccionó hasta que una de sus primas le llamó por el apodo con el que era conocido
"Mayayo no se creía que tuviera ante él a su prima y a su hermano después de tanto tiempo", comenta su hermano, orgulloso de que todo haya vuelto a la normalidad.
Carlos vive ahora en una casa con su hermano en Bogotá, a las puertas de un proceso de desintoxicación después de pasar por el infierno. También está a la espera de su documentación y de conseguir la visa americana para poder viajar a Estados Unidos y abrazar a su madre.