Diez días del transporte paralizado. La pequeña economía de cada día rozando el colapso: granjas sin alimentos, cadenas de producción paradas, lineales de supermercados con carencias nunca vistas pero el Gobierno se lo sigue tomando con calma. Todo lo más le pone una vela a San Judas Tadeo, el de las causas imposibles, para anunciar un acuerdo intuido.
Uno piensa de primeras qué bien van a buscar un acuerdo, conocen los problemas, están dispuestos a seguir adelante. Pero no es así. Hay que recordar que fue anteayer cuando se alcanzó un acuerdo histórico decía el Gobierno con el sector de 500 millones, decía la ministra Raquel Sánchez.
Eso dijo el lunes pero luego explicó que no se podía concretar nada hasta el día 29 y que en la reunión del viernes, que han adelantado al jueves, les dirían algo más. Poco después de ese anuncio esa misma noche, algunas organizaciones mayores del sector se desmarcaban y se sumaban a la huelga. ¿Qué ha cambiado? ¿Qué les van a ofrecer mañana, más concreción? Dice Pedro Sánchez, y corroborado por la titular de Transporte que no se levantaran hasta que lleguen a un acuerdo.
Luego hay otra cuestión, es verdad que muchos de los que hoy hay parados están en ese Comité Nacional de Transporte, con los que se reunirán mañana, pero los convocantes de las movilizaciones ni están ni parece que se sientan representados en esa mesa, y que aseguran que si el Gobierno no negocia con ellos no van a parar.
La credibilidad la da la calle, dicen. No se si se creerá lo que piensan o se lo dirá porque se atribuye una capacidad notable para recoger el descontento en la calle. La frase es inquietante. Pero lo cierto es que ese colectivo del que ha movilizado a todo el sector, es el mismo al que señaló en un principio el Gobierno como una especie de títere de la extrema derecha.
Este colectivo está consiguiendo concitar el apoyo mayoritario del sector, y no solo en el transporte. ¿Qué está Vox detrás? Bueno, diría que sus métodos se parecen más al viejo sindicalismo radical y su idea de la fuerza de la calle bebe de otras fuentes.
Pero pocas dudas hay que estén o no detrás, son los de Abascal los que más van a rentabilizar políticamente el desastre de gestión que el Gobierno está haciendo de esta crisis que por mucho que haga, o diga que hacen, no está siendo capaz de gestionar. Primero porque hay, como reconocía Nadia Calviño, poco margen. y en segundo lugar, porque lo están fiando todo a decisiones que ni comparten ni deciden, ni consensuan con nadie.