Los diputados alemanes se han ido por donde han venido. Pero, el problema es que vinieron. Estaban en España, se reunieron incluso con altos cargos del gobierno, cuando recibieron la orden de regresar y suspender su extraña misión.
Esto ha sido todo un despropósito. Resulta que en Alemania andan algunas asociaciones haciendo boicots a la fruta española porque dice estar preocupadísimos por los nuevos regadíos en Huelva. Primero, Alemania, que es un país que se ha puesto a quemar carbón como si hubiéramos regresado a la época victoriana. Segundo, España que se sepa no es un protectorado de Alemania para que vengan una misión fiscalizadora y tercero, si nada ha cambiado. Hay una ley en tramitación en el Parlamento Andaluz pero los regadíos son los que eran. Quizás el problema es que Alemania también es un potencia agrícola y aquí lo que se estaba defendiendo no era el derecho de los consumidores sino más bien el interés de los productores.
En un comunicado la delegación dice que el viaje no era oportuno por la proximidad de las elecciones. Como si las elecciones fueran dentro de cuatro años. El viaje no se tendría que haber producido porque forma parte de unacampaña malintencionada que daña los intereses comerciales de España.Por eso es especialmente sangrante la difusión que por pura ansiedad electoral le han brindado ilustres miembro del Gobierno. El Gobierno que debería ser el primer garante del interés nacional Como es normal en la asociación agrícola ASAJA están muy enfadados.
La ansiedad electoral está dominando al Gobierno
La ansiedad electoral está dominando al Gobierno, en general, pero muy en particular a la parte socialista y la ansiedad, ya saben, es un estado emocional que entorpece, porque lleva a precipitarse a hacer movimientos que denotan desesperación. La estrategia electoral debe ser como el estilo literario, debe estar presente, pero no debe notarse. Cuando la estrategia es transparente se vuelve contraproducente. Si Pedro Sánchez hubiera propuesto dos debates cara a cara y uno entre todos los candidatos, ahora mismo el PP no tendría más remedio que aceptar y todos entenderíamos que la voluntad es confrontar proyectos para que los españoles sepan elegir mejor en las urnas. Pero 6 debates… uno cada semana…
Encima el día en que nos desayunamos con encuestas muy preocupantes para los socialistas. Sólo puede ser interpretado como un gesto de desesperación. Es más: invita a sospechar que los datos que manejan en Ferraz son más catastróficos que las encuestas que se van conociendo. Lo de los 6 debates, 6, lo soltaba Pedro Sánchez en un acto de eldiario.es. 6 debates además todos cara a cara con Alberto Núñez Feijóo, sin otros candidatos que despisten la atención de la audiencia.
Propone el todavía columnista de El País Daniel Gascón, con su sorna habitual, que en lugar de 6 debates se haga un reality con los dos encerrados en una casa durante 6 semanas. Claro, el golpe de efecto de Sánchez la verdad es que se ha ido a la red, porque sus socios habituales se lo han tomado como un desprecio y le ha permitido a la otra parte, que es el Partido Popular a despachar el asunto con una cierta displicencia.
Cuanto más negros son los augurios demoscópicos, más extravagante se vuelve una campaña.
Hay una máxima inapelable de la lógica electoral que dice que es el candidato que lo ve más negro el que más se afana en que se celebren debates. ¿Recuerdan que en las pasadas generales prefirió siempre debates grupales, de hecho, quería sumar a Vox, que entonces no tenía representación? No quería cara a cara. Pero esto es normal, lo que pasa es que cuanto más negros son los augurios demoscópicos, más extravagante se vuelve una campaña. Porque se llega a considerar que no hay nada que perder.
Debajo de todos estos gestos espasmódicos, de meterse con los periodistas, de proponer 6 debates, de regodearse en el victimismo hay algo que puede explicar este estado de cierta confusión en el PSOE. Es que desde que comenzó el mandato, toda una serie de propagandistas muy entusiastas venían quitándole hierro a cada una de las tropelías que fue prometiendo el presidente. Ha confiado demasiado en la amnesia colectiva de los españoles. ¿Los indultos a sus socios independentistas? No pasa nada, ya se olvidará. ¿Los pactos con Bildu? Ya se asumirá. ¿La purga de la Guardia Civil? Nah, la gente no está en eso. ¿La derogación de la sedición? Se olvida pronto. ¿La rebaja de la malversación? Mientras vaya bien la economía dará igual. ¿Las rebajas penales a violadores por el sí es sí? Eso sólo desgasta a Podemos.
Terminaron convenciéndose de que no pasaba nada por grave que fuera lo que hicieran. Y eso no es verdad, lo que pasó es que se produjo un divorcio de la opinión pública con Sánchez. Y eso es irreparable, lo hemos visto en los casos de Felipe, de Aznar, de Zapatero, de Rajoy, hay siempre un momento en que el divorcio de la opinión pública ya no tiene solución. Y eso le ha ocurrido a Pedro Sánchez, sencillamente porque ha ido muy lejos muy pronto. De esto siempre se culpa a la prensa, pero no es así, es responsabilidad.
Luego esta propuesta de los seis debates tiene que ver con algo más que ansiedad. Es también la enésima señal de que no hay ticket. La estrategia monclovita para nutrir todo lo posible la candidatura de Yolanda Díaz como si fuera una prolongación del PSOE ha fracasado y ahora lo que pretende Sánchez es reunir todo el voto posible, quizás pensando más en conjurar un batacazo de los socialistas que en un improbable Gobierno. Yolanda Díaz se lo ha tomado mal y afea además el exceso de testosterona que tendría la cita.
Hablando de Yolanda Díaz, quedan cuatro días, pero cuanto más se acerca el deadline, la hora límite, más se evidencia que en realidad nunca ha querido integrar a Podemos. Ha querido ir fichando a algunos de sus cuadros. Por ejemplo hoy anuncia el fichaje de Pablo Bustinduy, pero como el PP fichaba a los de Ciudadanos. O sea, lo que quiere es la disolución de Podemos y en ese sentido está cargando de argumentos a Pablo Iglesias. Díaz ha llegado a la conclusión de que Podemos resta, que es la forma cursi de sugerir que deberían apartarse, porque lo que hay aquí es un veto personal a Irene Montero o a Ione Belarra y es sabido que esta es la forma menos sutil de hacer descarrilar una negociación. Yolanda Díaz esperaba un batacazo de Podemos en las autonómicas y municipales para no tener que integrarlo y eso se ha cumplido.