Traigo que ha cerrado la Joy Eslava y que en España no tenemos discotecas, pero tenemos bloque de investidura y dirección de Estado. Y tenemos al PSOE, que está como el tobogán de Estepona en segunda transición. No es que Sánchez reconoce el pacto con Bildu, es que ha hecho una fiesta. El pedrismo consiste en convertir cualquier vergüenza en un orgullo.
Es fácil, lo puede hacer en su casa. Toma cualquier cosa que haya hecho mal y ante el reproche dice Y Qué pasa. Le añade mucho relato y pocos escrúpulos et voilá. No es que los acuerdos de Bildu un espectáculo de fuegos artificiales de la pirotecnia Caballer y también una carroza de la que sus señorías de la izquierda abertzale tiran caramelos, pero no a dar.
En la cima de la carroza hay un trono republicano en el que Miquel Iceta la conga de la nación de las mil naciones. El diseño de la carroza en líneas rojas está inspirado en la alegoría ibicenca de que a la izquierda abertzale le pedimos que dejara de matar y ahora que dejó de matar hay que darle las gracias o quizás poner el careto de Otegi en las monedas de dos euros.
[[H3:“Un triunfo de la democracia”, dice Sánchez que es el acuerdo con Bildu]]
Y hoy en triunfos de la democracia, el parlamentario vasco de Bildu Arkaitz Rodríguez, ha dicho que ellos van a Madrid a tumbar el régimen. Le quieren poner una manta y el tour. La democracia recostadita. Antes, para Bildu, España era un espado opresor, ahora creen que es un sofá.