LA BRÚJULA

La carta de Ónega a Pere Aragonés: "O el abismo de la declaración unilateral, o su abismo"

La carta de Fernando Ónega para cerrar la Brújula dirigida a Pere Aragonés.

ondacero.es

Madrid | 21.05.2021 23:22

Y buenas noches a don Pere Aragonés, investido hoy president de la Generalitat. El presidente número 132. Le escribí hace unos días, cuando el acuerdo de gobierno entre Esquerra y Junts per Catalunya. Lo vuelvo a hacer hoy, porque ya tiene el bastón de mando, porque ya pasaron las primeras emociones, empezando por el abrazo a su maestro Junqueras, que quiso salir de la cárcel a celebrarlo. ¿Qué hará un presidente recién elegido un viernes a esta hora de la noche?

Supongo que no puede ir de copas, no quedaría bien, y aquello de la seguridad. Se lo pregunto, más que nada, por saber si el peso de la purpura le deja dormir. Usted me dirá: bueno, periodista, yo ya estaba de presidente. Y yo le diré que sí, que estaba de presidente, pero no era presidente. Ahora lo es. Por lo menos, por dos años, hasta la moción de confianza a la que se comprometió. ¿No le da miedo ese compromiso? Es que le pone a usted en la mano de quienes le apoyan.

Y me temo que sea, al revés que la mano de Dios, mano que aprieta, pero sí ahoga. O les obedece, o le dejan caer. O lleva a Cataluña a la independencia que ayer prometió culminar, o la Cup le dirá que no es lo hablado, o Puigdemont pondrá su pulgar hacia abajo. O el abismo de la declaración unilateral, porque en el referéndum no creo, o su abismo, president. Pero esa es historia del futuro, y ni los futurólogos de Iván Redondo saben cómo será.

Hoy solo pretendo acercarme al hombre. Al joven de 39 años que coge las riendas de su país. Dicen que es usted un millenial, porque nació en 1.982, cuando Felipe González se estrenaba en La Moncloa. Se apellida Aragonés, que no es el apellido pensado para un constructor del Estado catalán. Y de segundo, García, que tampoco lo es, pero sí es señal de cómo los hijos de los emigrantes se adaptaron al paisaje y ganan en catalanismo a los de muchos apellidos catalanes. Y dicen, por último, que no tiene carisma. No se preocupe, Pere. El carisma lo da el cargo.

Pronto se le pondrá cara de presidente. Y ya verá cómo surgen, si no han surgido ya, los aragonesólogos, que sabrán más de Pere Aragonés que el propio Aragonés. Disfrútelo, president. Y lo que le dije el otro día pensando en Pedro Sánchez: a ver si podemos llevarnos bien.