Territorio Negro

Territorio Negro: Corinna y los servicios secretos

El director del CNI, Félix Sanz Roldán, comparecerá mañana ante la Comisión de Secretos Oficiales para aclarar qué servicios prestó al Gobierno de España Corinna zu Sayn-Wittgenstein. A Corinna la conocimos como amiga del Rey, en las páginas de papel couché, pero poco a poco hemos ido sabiendo que el rol de que desempeñaba en nuestro país, y sus relaciones con la Corona, no se limitaban al terreno personal. Hoy, contamos algunos de los servicios de la princesa como consultora internacional para conseguir contratos para empresas españolas y qué operaciones se pusieron en marcha para pagar estos servicios.

Luis Rendueles y Manu Marlasca

Madrid | 18.03.2013 17:44

Corinna zu Sayn-Wittgenstein, una mujer de 48 años, madre de dos hijos, separada de un príncipe alemán. Desde hace años mantiene una “amistad entrañable” con el Rey, como ella la ha definido.

Se conocieron en 2004. Hay versiones que dicen que fue durante una cacería en la finca que un aristócrata inglés tiene en Castilla La Mancha y otras que dicen que fue en otra cacería en Mozambique. El Rey, todo el mundo lo sabe, es muy aficionado a la caza y Corinna trabajaba desde el año 2000 en la empresa Boss&Co, dedicada a organizar este tipo de eventos de lujo por todo el mundo.

Hablamos de 2004 y aquí aparece otro personaje de la familia real, Iñaki Urdangarin. El duque de Palma había dejado el balonmano profesional y también el comité olímpico español, donde había sido vicepresidente. Acababa de entrar en una fundación llamada Noos, ahora de triste eco para todos, sobre todo para el Rey, y había puesto en marcha varios proyectos millonarios con los gobiernos de Jaume Matas en Baleares y Francisco Camps en Valencia.

El primer asunto en que Corinna interviene es en buscar trabajo para Urdangarin. El padre de la princesa Corinna fue muy amigo del millonario sudafricano Anton Ruppert, creador de la Fundación Laureus, una entidad internacional donde colaboran miles de deportistas de prestigio y que ayuda a niños de todo el mundo. Corinna acabó siendo nombrada directiva de Laureus en 2005. Y entonces es cuando se cruza correos electrónicos con Urdangarin. A éste le pagan 50.000 euros por uno de los congresos de Valencia y le ofrecen el puesto de presidente en la delegación de la fundación en España, con un sueldo mínimo de 200.000 euros al año, que podría llegar a 250.000.

Pero el duque de Palma rechazó ese puesto, aunque es curioso como creó en España algo similar, fundaciones e institutos supuestamente destinados a ayudar a deportistas, discapacitados. Urdangarin rechazó el puesto, que acabó en manos del hijo de Juan Antonio Samaranch. Lo cierto es que el duque ganó mucho más dinero en su instituto Noos (recordemos que esa entidad sin ánimo de lucro ganó unos 10 millones de euros en cinco años) y acabó recibiendo el consejo del Rey de dejar esos negocios en 2008. Ese es, desde luego, otro territorio negro, negrísimo que ya tocamos aquí un lunes y que seguramente volveremos a tocar.

Volvemos a la princesa Corinna. En 2005 ya es amiga del Rey, le acompaña en algunos viajes y gestiones, cada vez con más frecuencia. A finales de 2005, algo más de un año después de conocer al Rey, Corinna deja su trabajo en aquella empresa de lujosas cacerías y reuniones. Funda su propia sociedad, Apollonia Services, con sede en el paraíso fiscal de Malta, y se dedica a metas mucho más ambiciosas, la consultoría internacional: es decir, utilizar su agenda de contactos para conseguir contratos, obras y negocios que conceden gobiernos de todo el mundo: desde petróleo hasta gas, pasando por líneas de ferrocarril de alta velocidad.

Y ahí es donde la princesa Corinna empieza a trabajar para España o para empresas españolas. Y donde empieza a participar en asuntos muy delicados y en los que intervienen también los servicios secretos. Primero, en Argelia. Vamos a situarnos. De Argelia llega buena parte, casi la mitad, del gas natural que necesitamos en España, por ejemplo para encender la calefacción en miles de hogares todos los inviernos. En 2007, el gobierno argelino anunció que iba a sumarse a un cartel del gas, al estilo de la OPEP y el petróleo, lo que haría subir los precios. También se ponía en peligro la construcción de un gasoducto hacia Almería, tras la intervención de Sarkozy y los servicios de inteligencia franceses.

Los servicios secretos intervienen en esas negociaciones para orientar, hacer informes, presionar, conseguir favores… Y los franceses estaban locos por conseguir más gas de Argelia. En aquel 2007, el Rey acudió a Argelia, y en la delegación viajaba también Corinna con empresarios españoles de Repsol, Gas Natural y otros. Don Juan Carlos, íntimo amigo de la familia real de Marruecos, hizo incluso una declaración pública insólita a favor de la libre determinación del Sáhara, lo que disgustó a Marruecos y coincide con la postura de Argelia, principal sostén del Frente Polisario.

Los argelinos subieron el precio del gas hasta un 30 por ciento, el litigio duró varios años, pero en 2011 la argelina del gas Sonatrach y Gas Natural firmaron la paz y ahora son incluso socios. El gasoducto hacia Almería sigue adelante y Gas Natural tiene garantizados 800 millones de metros cúbicos de gas cada año; es decir, somos un poquito más independientes energéticamente.

La princesa Corinna había sido contratada entonces por el gobierno ruso de Putin para otro asunto y ella aprovechó sus buenas relaciones con Moscú para mediar con Gazprom, el gigante del gas ruso que también quería subir los precios y estrangular a Occidente.

La empresa petrolera rusa Lukoil quiso comprar parte de la española Repsol en 2008. Lo recordarás porque se montó un follón político fenomenal; varios ministros se mostraron en contra, el Rey se mostró a favor, y los servicios de información dieron también su opinión, radicalmente en contra. Esa fue la primera vez que Corinna iba a ser foco de atención de estos servicios, que en el caso del CNI la bautizaron con el nombre en clave de Ingrid después de un incidente curioso en una recepción en Moscú.

Lukoil tenía entonces entre sus accionistas a personas poco recomendables y vinculadas a grupos mafiosos, como por ejemplo Tariel Oniani, que se había fugado en 2005 de España huyendo de la operación avispa contra la mafia rusa en Cataluña. Lo contamos como nos lo dijo una persona de esos servicios de información: “no parecía muy conveniente que la llave del agua caliente y la calefacción de los españoles la tuvieran esos personajes”.

En cuanto a aquel incidente, Corinna no era muy conocida en 2008 por el CNI ni por los servicios de información. El Rey estaba en un acto oficial acompañado de Vladimir Putin y varias decenas de personas. En un momento dado, algunos agentes de información observan que una mujer guapa se acerca demasiado a don Juan Carlos y se va con él a otra dependencia. Los agentes se alarman, creen que puede ser una colaboradora del FSB (el servicio secreto ruso, heredero del KGB, pionero en la incorporación de mujeres a toda clase de misiones). Pero no era una espía, era Corinna

Corinna trabajaba para que los rusos se hiciesen con Repsol y el Rey también estaba a favor, pero al final no se hizo, triunfaron las tesis del CNI, que desde entonces conoce bien a Ingrid.

Corinna tiene cada vez más relación con el Rey, especialmente a partir de 2010, cuando el monarca recibe un buen susto y tiene que operarse en el hospital Vall d’Hebrón por una dolencia en el pulmón. El Rey pensó que era un asunto muy grave y Corinna, por ejemplo, pasó por su habitación del hospital. La princesa alemana comienza entonces a pasar largas temporadas en una residencia de El Pardo, muy cerca de la Zarzuela, donde se instala con su hijo pequeño. Aquella operación salió bien, pero el Rey andaba renqueante y aquello amenazaba otro contrato, el mayor de la historia, para España y algunas grandes empresas, el tren de Alta Velocidad a La Meca, en Arabia Saudí.

En aquel año, 2010, quedan finalistas de ese proyecto Francia y España, y entonces Sarkozy, otra vez, vuelve a maniobrar. Consigue que se aplace la decisión hasta octubre de 2011 y en España se teme lo peor.

Aquí todo termina bien, el Rey se implica personalmente, hace varios viajes, en alguno acompañado por la princesa Corinna. Al final se consigue un contrato brutal para varias grandes empresas, no solo Talgo y Adif, también OHL e Indra. Son más de 6.700 millones de euros, el mayor éxito reciente de España en ese campo.

Bien, hemos visto que Corinna participa en tres grandes operaciones, en dos de ellas con éxitos para empresas españolas. Sobre quién paga a Corinna por estos servicios, vamos a contarlo exactamente como nos lo han explicado a nosotros y como lo publicamos hoy en interviú: “la princesa Corinna trabajaba en la mayoría de los casos a éxito y cobraba sus honorarios de los empresarios españoles, no del Estado. Recibía una pequeña parte si la operación finalmente salía adelante

En cuanto a por qué la contrataban, seguimos citando fielmente a una persona de estos servicios de información: “cuando una operación importante para España se bloquea, es habitual que los empresarios pidan la intervención de la Casa Real para que encabece las labores diplomáticas. En ese contexto, la Casa Real recomendaba la intervención de la señora Corinna como consultora con cargo a las empresas españolas que aspiraban al contrato”.

O sea, el Rey recomendaba contratar a Corinna y los empresarios españoles aceptaban. Pero habéis hablado de una pequeña cantidad. Esa cantidad es una cifra casi mágica, Corinna habría cobrado en las operaciones que salían bien en torno al 3 por ciento del valor de los contratos firmados. En el caso del AVE a La Meca eso serían casi 200 millones de euros, pero nos explican que en ese tema hubo muchos más consultores, entre otros, según el diario El Mundo, la segunda esposa de Adnam Kashouggi, un señor amante de las armas y de Marbella.

Estos pagos son operaciones reservadas. El método que se ha utilizado aquí es el de las identidades operativas. Vamos a ver si lo explicamos bien: los agentes de los servicios de información más operativos tienen una doble identidad, un segundo DNI o pasaporte, donde lo único real es la fotografía. Esas identidades operativas son legales, las expide un capitán de la guardia civil y sirven, por ejemplo, para abrir una cuenta en Suiza donde pagar un rescate por unos pescadores españoles o, también otro ejemplo, abrir otra cuenta bancaria y tratar de seguir la pista de una operación financiera de ETA. Si algún día alguien, ya sea un juez, un gobierno, un banco, trata de saber quién abrió esa cuenta, con ese pasaporte legal español, será imposible descubrir el nombre real y el motivo.

Y así se habrían pagado las comisiones a la princesa Corinna. Nos hablan de dos cuentas abiertas en Suiza con ese método. Y que incluso se habrían pagado también algunos de sus desplazamientos. Corinna se movía muchas veces en aviones privados de la compañía Netjets Europe, que despegaban de Torrejón de Ardoz, y en los que una hora de vuelo costaba unos 5.000 euros. Esos vuelos también se habrían pagado con una tarjeta abierta en otra sociedad suiza.

Y todo esto imagino que el director del CNI, don Félix Sanz, no lo va a contar mañana en el Congreso. Creemos que no. Como tampoco aclarará mucho de espionaje político en Cataluña, más allá de que los servicios de inteligencia no tienen nada que ver con aquella grabación a la líder del PP, Alicia Sánchez Camacho

Esos espionajes en Cataluña y la posición del CNI creo que ofrecen argumentos para otro territorio negro.

En fin, que el director del CNI comparece mañana para hablar de Cataluña y de Corinna en la comisión de secretos oficiales (allí le escucharán solo ocho personas: el presidente del Congreso, Jesús Posada, un abogado de Cortes y los representantes de PP, PSOE, Izquierda Unida, PNV, Convergencia i Unió y UPyD. Creemos que va a hablar exclusivamente de algunas labores que se hicieron para Corinna cuando ella pasaba temporadas de descanso en la finca de El Pardo, propiedad de Patrimonio Nacional.

Además de casa, por lo que vosotros sabéis, Corinna tenía con ella a tres agentes del CNI y otros cinco agentes de la Guardia Civil adscritos a la Casa del Rey. Tenía más dispositivo de seguridad que las infantas, por ejemplo. Se movía por Madrid a veces a bordo de un Jaguar XJ adscrito a la S-4, que es la sección de logística de la Casa del Rey. Corinna no corría grandes riesgos donde vivía, en la zona de Mingorrubio, en El Pardo. Casi todos los vecinos son allí veteranos de la Guardia Real o trabajadores de Patrimonio Nacional. En Madrid sí acudía muchas veces a algunas famosas y caras tiendas de la calle Serrano.

Todo ese dispositivo se pone en cuestión con el famoso accidente durante la cacería en Botswana, en abril de 2012, donde también estaba la princesa Corinna. El Rey pidió perdón públicamente por aquel episodio, que le obligó a pasar por el quirófano. Y, en efecto, Corinna perdió parte de sus privilegios desde entonces y ha ido alejándose de España poco a poco.

Pero Rubalcaba dijo el otro día que no se hizo ningún dispositivo de escolta a Corinna mientras él fue ministro del Interior. Dijo la verdad, aunque no toda. El Ministerio del Interior no puso escolta a Corinna zu Sayn Wittgenstein porque ese tema dependía de la Seguridad de la Casa Real y del CNI –que recibía entonces órdenes del ministerio de Defensa y ahora depende directamente de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría–. Una de las personas que participó en aquel operativo de seguridad fue el general Manuel Barrós, jefe de seguridad de la Casa Real y hombre de confianza del Rey. En enero de este año, por cierto, Barrós ascendió a general de división y fue sustituido por el coronel López Requena, hombre de máxima confianza… de la Reina.

Ahora, la Casa Real tiene dos frentes abiertos con Corinna. Respecto a sus negocios, ella ha asegurado en sus entrevistas que sus abogados guardan copia de “todos” sus documentos, en referencia a que pueda tener un poder o contratos firmados para recibir comisiones avalada por determinadas personas, lo que sí que preocupa en altas instancias.

En cuanto al chismorreo, no es el primer caso en que aparecen los servicios de inteligencia vinculados a una amiga del Rey y supuestos chantajes. Este no es un territorio rosa ni quiere serlo, pero sí que recordamos que la presentadora y actriz Bárbara Rey denunció en 1997 a Manuel Prado y Colón de Carvajal, administrador personal y amigo íntimo del Rey, porque supuestos agentes de inteligencia habrían entrado en su casa para llevarse videos y cintas comprometedoras. El asunto quedó en nada. Y no parece que Corinna y Bárbara Rey respondan al mismo perfil, digamos. Por su parte, Prado, pese a sus amistades con don Juan Carlos, fue condenado en 2004 a dos años de prisión y encarcelado por cobrar comisiones de aquellos árabes y las torres KIO, pero esa fue otra historia.