Jorge Wagensberg afirma que esto solo “es un convenio y por tanto depende mucho en qué sector se aplique y en que personas”.
Lucía Etxebarría ha vivido esta situación “cuando solo existían teléfonos y contestadores informáticos. El nivel de estrés y acoso psicológico es horrible”. La escritora considera que “una persona debe trabajar ocho horas y luego tiene una familia y una vida, pero en particular si tiene una familia es una cuestión de infidelidad”.
Cristina Losada analiza la situación en función del trabajo ya que algunos “son más absorbentes y requieren una dedicación más allá del horario laboral” y pone al periodismo como ejemplo. Además asegura que “el límite se tiene que decidir entre cada persona y la dirección de su empresa”.