Es de suponer que sólo cuando alguno de ellos tenga la certeza de tener los votos para convertirse en presidente de gobierno, solo en ese momento, Felipe VI convocaría ronda de consultas y habría nueva sesión de investidura.
Si eso no ocurre antes del 2 de mayo, se convocan automáticamente nuevas elecciones.
De aquí a entonces habrá mucha postura y contoneo debajo de los focos, pero al mismo tiempo se producirán aproximaciones y tanteos fuera del escaparate. Y, sobre todo, empezarán a caer como lluvia fina los sondeos con intención de voto con las consecuencias sobre el electorado de cada partido, según la posición adoptada en la investidura.
Es muy probable que a la pregunta más recurrente desde el viernes de “¿Y ahora qué?”, ninguno de los líderes supiera responder. Ni ellos saben por qué caminos les llevará el rosario demoscópico y todo tipo de presiones que les espera.