El ministro de Defensa ruso ha presentado las pruebas en una rueda de prensa esta mañana, acusando a Erdogan y su familia de enriquecerse con el ilegal e infame negocio del petróleo de los yihadistas del Daesh. “Cantidades industriales de petróleo” ha dicho el ministro ruso circulan tranquilamente en centenares de camiones rumbo a Turquía sin que nadie les tosa. Ni los bombardean los del Estado Islámico –cómo va a hacerlo si es el proveedor- ni los atacan desde la coalición internacional que lucha –en teoría- contra el Daesh.
Si algo está claro es que la principal fuente de financiación del Estado Islámico es el petróleo. También está claro que Turquía es miembro de la Otan. La pregunta es ¿de parte de quién está Turquía en realidad?. Y, sobre todo, ¿a qué juega Occidente mirando para otro lado?