La Cup sigue en la coherencia, Junts pel sí en la insistencia y de aquí ya no se sale salvo preguntando otra vez a los ciudadanos y van, también tropecientas en 5 años.
Este es un juego de mentiras y medias verdades que dejará en el cuerpo social una inmensa frustración y en los libros de historia, a medio plazo, el borrado casi absoluto de todo cuanto tocó Jordi Pujol. No sólo su figura y su gestión quedarán arrasadas en la memoria colectiva, sino también la de su hijo político y la del partido que fundó. Convergencia ya ha sido liquidada y Artur Mas es ya un personaje del pasado. Salvo que protagonice una de sus inauditas resurrecciones.
Mientras, el resto de España se prepara para un cambio de ciclo. Ahí están todas las encuestas apuntando a cambios profundos. Al nuevo gobierno de España le espera, entre muchas otras cosas, la gestión de la melancolía post- independentista.