Salud

Por qué tengo pesadillas: síntomas y cuándo acudir a un médico

Todos hemos sufrido alguna vez una pesadilla ya que pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Pero las pesadillas son para la mente consciente un misterio difícil de esclarecer.

G.F.

Madrid | 17.12.2022 07:04

Por qué tengo pesadillas: síntomas y cuándo acudir a un médico
Por qué tengo pesadillas: síntomas y cuándo acudir a un médico | Pixabay

Las pesadillas son malos sueños que nos provocan miedo, terror, ansiedad o angustia. Son comunes en niños, pero pueden manifestarse a cualquier edad. La mayoría de las pesadillas se producen en la fase REM del sueño, que tiene lugar entre los 70 y 90 minutos posteriores a dormirse. Como los ciclos de sueño se repiten, se entra al sueño REM varias veces a lo largo de la noche.

En ocasiones, cuando uno está enfermo o tiene fiebre es habitual tener pesadillas. Incluso algunos tratamientos farmacológicos pueden alterar el sueño y ocasionar pesadillas. Pero cuando una persona tiene pesadillas solo puntualmente, por lo general, no es motivo para preocuparse.

Síntomas

Para hablar de un problema con las pesadillas, se tendrían que presentar los siguientes síntomas:

  • La pesadilla te despierta.
  • La pesadilla te atemoriza.
  • Sudoración excesiva.
  • El corazón palpita fuertemente.
  • El sueño provoca aflicción e impide volver a dormir.

Cuándo acudir a un médico

Pero cuando las pesadillas comienzan a darse con frecuencia y ya llegan a causar problemas con el funcionamiento diurno o provocan miedo a dormirse, hay que acudir al médico.

Según Mayo Clinic las pesadillas solo se consideran un trastorno si se presenta:

  • Ocurrencias frecuentes.
  • Problemas de concentración o de memoria, o no puedes dejar de pensar en las imágenes de tus sueños.
  • Ansiedad o miedo persistente.
  • Problemas para desenvolverse en el trabajo o en el colegio.
  • Angustia a la hora de acostarse.
  • Miedo a la oscuridad.

¿Cómo se pueden controlar las pesadillas puntuales?

Gran parte de las pesadillas puntuales se deben a factores controlables. Y para evitarlas hay que establecer una serie de hábitos y rutinas que tengan como finalidad facilitar el sueño y su calidad.

  • Fijar una rutina regular y relajante para antes de ir a dormir.
  • Cenar al menos dos horas antes de acostarse.
  • Controlar el estrés.
  • Usar una luz nocturna.
  • Evitar el consumo de cafeína o sustancias estimulantes.