Estudio publicado en la revista 'NeuroImage'

Controlar los impulsos de comer influye en el riesgo de padecer obesidad, según investigadores de EEUU

Un grupo de investigadores del Hospital Infantil de Los Ángeles (EEUU) ha descubierto que el riesgo de obesidad no sólo está relacionado con las ganas de comer alimentos altos en calorías, sino también por la capacidad de controlar esos impulsos a través del autocontrol y la atención.

ondacero.es

Madrid |

Hallados nuevos genes involucrados en la obesidad infantil | Agencias

Utilizando la resonancia magnética funcional, los investigadores estudiaron las respuestas neuronales a las señales de sobrepeso infantil en comparación con adolescentes delgados, observando que los estímulos alimentarios activaban las regiones del cerebro asociadas con la recompensa y la emoción en todos los grupos. Sin embargo, los adolescentes con un riesgo creciente de obesidad tenían progresivamente menos actividad neuronal en los circuitos del cerebro que apoyan la autorregulación y la atención.

"Estos hallazgos sugieren que las intervenciones diseñadas para estimular el sistema de auto-regulación en los adolescentes pueden proporcionar un nuevo enfoque para el tratamiento y la prevención de la obesidad", ha concluido el director del Instituto para la Mente en Desarrollo en el Hospital Infantil de Los Angeles, Bradley Peterson, quien además es el investigador principal.

Para llegar a estas conclusiones, se analizaron a 36 adolescentes (de entre 14 y 19 años), de los cuales 10 tenían sobrepeso/obesidad, 16 eran delgados, pero considerados de alto riesgo de obesidad porque tenían madres con sobrepeso/obesidad, y otros 10 presentaban escaso/bajo riesgo, ya que tenían madres delgadas. A todos ellos se les sometió a un escáner cerebral usando resonancia magnética funcional mientras veían palabras que describían alimentos ricos en grasa, alimentos bajos en grasa y artículos no alimentarios, para luego evaluar su apetito en respuesta a cada estímulo de palabras. Después, se les ofreció un buffet que incluía alimentos bajos y altos en calorías, para relacionar las respuestas de estos con el comportamiento del mundo real.

En este sentido, se evidenció que, después de ver las palabras relacionadas con los alimentos, los circuitos cerebrales que apoyan la recompensa y la emoción fueron estimulados en todos los participantes. No obstante, en los adolescentes que eran obesos o que eran delgados, pero con alto riesgo familiar de obesidad, observaron menos activación en los circuitos de atención y autorregulación.

Estas conclusiones han cobrado especial relevancia ya que, en Estados Unidos, más de la mitad de los adolescentes tiene sobrepeso u obesidad, y los niños de padres con sobrepeso (2/3 de los adultos en los EEUU) ya son o es probable que padezcan esta enfermedad.