LA VELOCIDAD DEL VIENTO NO PUEDE SUPERAR LOS 5 KM/H

Se aplaza el intento de récord de ser el primer hombre supersónico sin ayuda mecánica

El salto estratosférico con el que el austríaco Felix Baumgartner pretendía convertirse hoy en el primer humano en romper la barrera del sonido en una caída libre ha sido cancelado debido al excesivo viento. De momento, se desconoce la fecha en la que Baumgartner volverá a intentar el salto.

ondacero.es

Madrid | 09.10.2012 08:02

Transmitida por unas 150 emisoras de televisión, la misión fue interrumpida a las 19.45 CET/17.45 GMT, unas dos horas después de iniciarse los preparativos para inflar el globo en el que Baumgartner iba a subir a la estratosfera desde Roswell (Nuevo México, EEUU), el lugar donde tiene lugar este experimento.

El deportista de alto riesgo estaba ya dentro de la cápsula que el globo iba a elevar hasta 36.765 metros para lanzarse de allí al vacío, cuando los vientos volvieron a cobrar fuerza después de haber amainado unas horas antes, lo que había permitido iniciar los preparativos.

El proyecto ya tuvo que ser aplazado del lunes al martes debido a las desfavorables condiciones meteorológicas. De momento, se desconoce la fecha en la que Baumgartner volverá a intentar el salto.

El globo de helio tiene una altura de 180 metros y su tejido, desplegado, cubriría 16 hectáreas, según los datos de la misión. La velocidad del viento no puede superar los 5 kilómetros por hora para garantizar que no se dañe la fina tela del globo, de 0,002 centímetros de grosor.

Este antiguo instructor de paracaidismo en los comandos de élite del Ejército austríaco y esporádico doble de películas de acción de 43 años pretende romper cuatro récords mundiales de un plumazo. De lograr su objetivo se convertirá en el primero en superar la velocidad del sonido (más de 1.100 kilómetros por hora) sin ayuda mecánica, en arrojarse en paracaídas desde el lugar más alto -más de 36 kilómetros-, protagonizar la caída libre más larga (en total 15 unos minutos incluida la bajada en paracaídas) y subir en globo al punto más alejado de la tierra.

Sus récord anteriores, como el salto desde el edificio más alto del planeta, el rascacielos Taipei 101 (Taiwán), de 509 metros de altura, y de otros lugares emblemáticos como la estatua de Cristo en Río de Janeiro, resultan en comparación casi inocentes aventuras sin riesgo. También ha sido el primero en cruzar el Canal de la Mancha en caída libre, desde Dover (Reino Unido) hasta Calais (Francia), y se ha tirado desde la mayor construcción de América Latina, la Torre Mayor de México. Algunos de estos saltos eran además ilegales, lo que al desafío de aterrizar sano y salvo, se añadía en algunos casos una carrera desenfrenada para escapar de la policía y no acabar en un calabozo.

Su filosofía de vida se puede resumir en una frase que dijo tras completar el salto en Río de Janeiro: "No merece la pena morir en un salto. Pero al menos matarse saltando desde la estatua de Jesús tiene algo de gloria". Con estos antecedentes no es necesario explicar su alias: Felix "sin miedo". "El miedo se ha convertido en un amigo cercano", ha contado recientemente. Los riesgos del paracaidismo estratosférico, en los que cualquier error le puede costar la vida, no parecen atemorizarlo tampoco. Ya en el Ejército dio muestras de su inconformismo, abandonó las fuerzas armadas porque no se sentía a gusto al estar sometido a la disciplina militar y tener que acatar algunas órdenes "estúpidas", según explicó una vez.

Uno de sus asesores es el poseedor del récord del salto en paracaídas desde mayor altitud: Joe Kittinger, quien se arrojó en 1960 cuando era miembro de las Fuerzas Armadas de EE. UU. desde una altura de 31 kilómetros. En caso de que todo vaya según lo previsto sobre el desierto de Nuevo México, Baumgartner sobrepasaría la velocidad del sonido unos 30 segundo después de iniciar la caída libre para después perder velocidad debido a la mayor densidad de la atmósfera terrestre.

El traje presurizado es necesario porque en la estratosfera no hay condiciones para la vida debido a la falta de oxigeno, el frío (inferiores a 68 grados bajo cero), y la presión, que pueden llevar a que los vasos sanguíneos del cerebro revienten. "Una de las incógnitas es cómo el cuerpo humano reacciona al acercarse a velocidades supersónicas. Los efectos de la transición desde la velocidad supersónica a otra por debajo no se conocen", confiesa. Sea lo que sea lo que pase, se verá en vivo por las cámaras que llevará consigo.

 

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