Ferraz normaliza la vigilancia de Junts en Suiza

El PSOE, a rendir cuentas a Ginebra

La dirección del PSOE no pone fecha pero se enfrenta desde ya a la peor parte del acuerdo de investidura: aprobar la Ley de Amnistía y acudir a Ginebra para que Junts per Catalunya revise si se cumplen los acuerdos. En Ferraz tratan de evitar la sensación de "gobierno tutelado".

👉PSOE y Junts se reunirán por primera vez en Ginebra con la figura del verificador internacional 

Ignacio Jarillo

Madrid | 27.11.2023 12:41

El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez/ Gustavo Valiente / Europa Press
El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez | Gustavo Valiente / Europa Press

Se trata de un peaje en fondo y forma que revela la situación en la que está el partido socialista en esta legislatura. En el PSOE quieren hacer ver que las visitas obligadas de su dirección a Ginebra -tierra de nadie, donde nadie de Junts puede ser detenido- son algo normal entre dos partidos que han pactado.

Fuentes cercanas a la dirección aseguran que en esas reuniones -dirigidas de nuevo por el principal muñidor de los acuerdos, Santos Cerdán- no sólo se revisará el estado de los acuerdos, sino el desarrollo de los objetivos que tienen cada socio. En Junts no opinan eso. Recuerdan que a lo que se va a Ginebra es a vigilar si el PSOE está o no cumpliendo.

De nuevo, los socialistas quieren transmitir la idea de que a Suiza irán a escenificar que Junts quiere algo diametralmente opuesto a lo que quiere el PSOE y viceversa y que esas reuniones pondrán de relieve la distancia que hay entre ambos: Junts quiere celebrar un referéndum y ellos desarrollar el Estatut evitando a toda costa una consulta que es "de todo punto inconstitucional"- apunta otra voz autorizada del partido-.

Del relator al verificador

Y luego está otra figura que el PSOE también quiere normalizar y a la que se negaba hace tiempo: el verificador, relator, mediador o como se le quiera llamar a quien certifique que los socialistas están cumpliendo su pacto de investidura. Porque desde Ferraz tratan de difuminar esta figura -esencial para Junts por el empaque internacional que le da a su causa- y que nunca se sepa qué o quién esta detrás de ella.

De nuevo, algunas fuentes del entorno del propio Sánchez señalaban este fin de semana que ese mediador no tiene por qué ser "alguien" sino más bien "algo". De este modo apuntan a la posibilidad de que se busque “uno de los muchos organismos profesionales de mediación” que hay en la propia Ginebra -señalan en el partido-, personas y equipos que saben trabajar en la discreción que necesita este asunto y que ejercen su labor -dice en Ferraz- con una neutralidad exquisita.

Y por aquello de "hacer de la necesidad virtud" que diría el propio Sánchez, el PSOE quiere plantear la figura del mediador-verificador-relator como una oportunidad en lugar de rechazarla de plano como una amenaza. "Ahora -dice el partido- vemos con buenos ojos que haya un verificador que evidencie las profundas diferencias que tenemos con Junts". De nuevo, desde las filas de Carles Puigdemont recuerdan que el verificador no está para eso. De hecho, a Junts le importa poco cuántas diferencias tenga el PSOE con ellos y lo mucho que quiera exhibirlas. Lo que quieren de esa figura -dicen desde el equipo de Puigdemont- es que dicho mediador haga público si se cumplen o no los acuerdos firmados por el PSOE.

En todo caso, lo que destilan todos estos mensajes del partido socialista son argumentos para normalizar algo impensable hace sólo unos meses: que se iba a aprobar una Ley de Amnistía y que el PSOE aceptaría acudir cada dos o tres semanas a un lugar secreto en Ginebra para ser auditado por un prófugo al que el propio Pedro Sánchez quiso traer a España.