El primer presidente de la Democracia española, Adolfo Suárez, reposa ya junto a los restos de su mujer, Amparo Illana, en "su casa" de la Catedral de Ávila, donde ha sido enterrado en un Claustro de la seo abulense tras fallecer el domingo a los 81 años.
Los restos de Suárez han sido depositados en un sepulcro del Claustro en los que desde el lunes descansa los de su mujer, después de que fuesen exhumados de la capilla Mosén Rubi en la que fueron enterrados en 2001, cuando falleció víctima de un cáncer de mama.
De esta manera, se cumple el deseo del expresidente, quien al poco tiempo de fallecer su mujer transmitió por carta doble, remitida al Cabildo de la Catedral y al entonces Obispo de Avila, su deseo de ser enterrado en la seo abulense, la ciudad a la que siempre estuvo vinculado y que siempre llevó en su corazón, junto a su pueblo natal, Cebreros.
Durante la ceremonia, el obispo de Ávila, Jesús García Burillo ha aludido asimismo al "sufrimiento" que acompañó la vida del expresidente y no sólo durante la enfermedad de sus últimos once años. "El sufrimiento anidó en su alma por la muerte de su esposa y de su hija y por la profunda soledad que envolvió la última etapa de su quehacer político: Adolfo experimentó el abandono de alguno de sus colaboradores, el abatimiento personal, la ingratitud como respuesta a su entrega", ha indicado.