Tras participar en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados, Rajoy no quiso entrar a "calificar" la "polèmica" con el portavoz adjunto de ERC, Gabriel Rufián, que le reclamó en el Hemiciclo "sacar las manos" de las instituciones catalanas y después
se levantó, junto a sus compañeros de partido, en muestra de protesta.
El jefe del Ejecutivo evitó valorar la tensa situación vivida en el Pleno del Congreso, alegando que le "preocupa lo importante", que es que en Cataluña haya "gente que está saltándose la ley, actuando
contra la Constitución española y contra el Estatuto de Cataluña".
Ante estos hechos, dijo que "lógicamente el Estado tiene que reaccionar". "Estaban avisados, sabían que el referèndum no se podía celebrar", sentenció Rajoy la mañana en la que se ha detenido por orden judicial a Josep María Jovè, el 'número 2' de Oriol Junqueras en una operación de la Guardia Civil en busca de documentación relacionada con el referéndum anunciado para el 1 de octubre.
Así las cosas, Rajoy pidió una "rectificación" a los promotores del 1-O para volver "a la normalidad y al sentido común". “Como ya hemos dicho, el referèndum no se puede celebrar y lo siento mucho. Espero que no continúen con esta dinámica porque creo que no ayuda ni conduce a nada", insistió.
Preguntado entonces què tendría que espera de Puigdemont, respondió que "lo único” que le pide es "que cumpla la ley". Esgrimió que "todos" tenemos esta obligación, aunque "con mucha más razón los gobernantes".
"Lo mejor para todos es que dè marcha atrás en este disparate que no conduce a parte alguna", arguyó.
Finalmente, vaticinó que "si en España no se cumple la ley, habrá injusticia, arbitrariedad y la ley del más fuerte" se impondrá. "Y es lo no lo podemos aceptar de ninguna de las maneras", zanjó el presidente del Gobierno.