'Fumando con mis muertos' es, en palabras del catedrático, crítico literario y poeta Francisco Díaz de Castro, un "libro de múltiples matices… De una parte, temas como el ecologismo comprometido, la celebración urbana o la denuncia de la hipocresía del capitalismo. De otra, el retrato de una conciencia moral abrumada por la edad, pero atenta a la belleza y al deseo erótico". Palabras con las que coincide el editor de la Fundación José Manuel Lara, Ignacio Garmendia, quien subraya que Salvador "bucea en la memoria afectiva y sentimental de su gente cercana, al mismo tiempo que sostiene un discurso histórico con una conciencia crepuscular que no es exclusivamente melancólica, sino que tiene una parte ácida y satírica". Y, a todo ello, el propio autor añade: "este es el libro más políticamente incorrecto de todos los que he escrito".
El poema que da título a 'Fumando con mis muertos' nace de la fusión de dos ideas, según Salvador: del recuerdo que le produce el hábito de fumar, con el que sueña de manera recurrente a pesar de que lo dejó hace 18 años, y de una conversación que mantuvo con el también Luis García Montero –otro de los exponentes de la llamada “nueva sentimentalidad” o “poesía de la experiencia”- tras la muerte de Ángel González: “nos dimos cuenta de que teníamos más personas con las que hablar del lado de los muertos que del lado de los vivos”.
Esa consciencia de la muerte hace que Salvador mantenga en este libro "una tensión con la edad y con la inminencia de la desaparición", según explicó el Premio Nacional de Poesía Luis Alberto de Cuenca en la presentación del poemario ante la prensa.
El libro está dividido en seis secciones: 'La canción de la tierra', 'Fragmentos de Nueva York', 'Remordimiento', 'Una mujer espera en el andén', 'El libro de las artimañas' y 'Jubileo'. Con los poemas incluidos en la primera de ellas, el autor ha querido reivindicar el ámbito rural, en el que creció, y adelanta: "quizá mi próximo libro se centre en esa época de la infancia, que es el momento de la felicidad".