Peggy Olson es el ejemplo más claro, y moderno, de mujer trabajadora que podemos encontrar en la producción de Matthew Weiner, pero no el único. Desde el comienzo de Mad Men podemos encontrar en Joan Holloway otra interesante forma de plantear un perfil de mujer joven y trabajadora que se lanzaba, por obligación o por su propia voluntad, a un mundo en el que raramente serían vistas como un igual. Posteriormente los personajes de Faye Miller o de Megan ofrecen otras perspectivas, claramente diferenciadas por su edad, su carácter y su capacidad para entenderse con los niños.
En lo que respecta al personaje interpretado por Elizabeth Moss, tal y como comenté el viernes en “La Brújula” con Carlos Alsina, los creadores pudieron inspirarse en los grandes nombres femeninos de la publicidad de la época, como Mary Well Lawrence y Jean Wade Rindlaud. Mientras que la primera llegó a ser una de las publicistas mejor pagadas del mundo en los años sesenta, la segunda fue una de los profesionales más influyentes de la profesión. Jane Trahey, que fundó en aquella década su propia agencia, o Caroline Robinson Jones, una mujer de raza negra que se convirtió en redactora de J. Walter Thompson en 1963, fueron otras de las mujeres que por aquel entonces trataban de hacerse un hueco en el mundo de la publicidad. Hasta que llegue el final de la serie, el año que viene, los creadores de Mad Men tienen tiempo para conceder a Peggy Olson alguno de los logros que consiguieron las mujeres en las que se puede inspirar éste importante personaje.