Se debe a las borrascas registradas en los últimos meses

Las previsiones aseguran que será una primavera modera para los alérgicos al polen

Según los expertos, en el litoral mediterráneo, que incluye la Región de Murcia, Baleares, Cataluña y Comunidad Valenciana, se espera una primavera leve.

Redacción

Murcia | 22.03.2023 14:42

Alergias al polen
Alergias al polen | Pixabay

La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha presentado los pronósticos de la primavera 2023 para los alérgicos en España. Según los expertos, en el litoral mediterráneo, que incluye la Región de Murcia, Baleares, Cataluña y Comunidad Valenciana, se espera una primavera leve.

Las borrascas ocurridas en los últimos meses han impactado en que la primavera sea moderada. Las cupresáceas, que suelen ser los primeros pólenes en aparecer antes de la primavera, han tenido un comportamiento diferente con respecto al 2022. En concreto, los primeros meses de este año las temperaturas han sido más frías afectadas por la borrasca Gerard y Frien entre enero y febrero y la borrasca Juliette a finales de febrero, por lo que los niveles de polen de cupresáceas han sido inferiores. De hecho, en las primeras semanas de marzo se han dado las condiciones bioclimáticas para el cambio de tendencia alcista.

En el centro peninsular, en Castilla y León y Castilla-La Mancha, la primavera para los alérgicos a gramíneas será leve, con excepción de Toledo, donde será intensa, mientras que en Madrid será moderada. En Aragón se espera que los alérgicos tengan una primavera leve. En las Islas Canarias, la primavera será muy leve, mientras que en Asturias, Cantabria, Galicia, Navarra, País Vasco y La Rioja será leve. En el sur peninsular, la primavera será muy leve en Almería, leve en Cádiz, Granada y Málaga, moderada en Huelva, Córdoba, Jaén y Sevilla, e intensa en Badajoz y Cáceres. Los pronósticos están relacionados con las borrascas que han ocurrido en los últimos meses, así como con factores meteorológicos como la lluvia y la temperatura del otoño e invierno previos. La lluvia afecta las concentraciones de pólenes, lo que puede beneficiar o perjudicar a los alérgicos.