Mar Menor

El IEO evalúa desde Marzo una masa de agua blanquecina en el Mar Menor

La mancha, que crece desde hace dos meses aproximadamente, ocupa una superficie de 12 kilómetros cuadrados. El Ministerio de Transición Ecológica ha informado de que está analizando la evolución de esta masa de agua, que, sin duda, guarda relación con los aportes de aguas continentales ricas en nutrientes y que están contaminando tanto el acuífero del Campo de Cartagena como la laguna.

Rosa Roda

Murcia | 19.05.2023 11:34

El IEO avisa de la aparición en el Mar Menor de una gran mancha de color blanquecino-verdoso
El IEO avisa de la aparición en el Mar Menor de una gran mancha de color blanquecino-verdoso | IEO

El informe del mes de abril sobre el Mar Menor del Instituto Español de Oceanografía avisa de la aparición de una gran mancha de color "blanquecino-verdoso" en el Menor".

Según el IEO la zona donde se observa esta anomalía es un área de forma más o menos definida entre Los Alcázares, la isla Perdiguera y Los Urrutias. En esta zona se ha incorporado al programa de seguimiento una nueva estación de muestreo (Estación M), donde la concentración de clorofila llega a ser de hasta cuatro veces mayor que las obtenidas en el resto de la laguna, lo que indica la participación del componente fitoplanctónico. El aumento de la concentración de clorofila es corroborado por la mayor abundancia de fitoplancton en comparación con el resto de la laguna, en particular de criptofíceas y flagelados.

Evolución de la mancha en el Mar Menor
Evolución de la mancha en el Mar Menor | IEO

Estas diferencias en la abundancia y composición del fitoplancton no parecen explicar la turbidez extrema ni el aspecto blanquecino del agua. Dicho aspecto se debe probablemente a la presencia de gran cantidad de agregados orgánicos formados por una sustancia de apariencia mucilaginosa a la que se encuentran adheridas células fitoplanctónicas y bacterias. Sin embargo, los datos disponibles no permiten todavía determinar cuál es el origen o causa de la formación de estos agregados, aspecto sobre el que los equipos del proyecto BELICH centrarán su actividad en las próximas semanas.

Según el informe del IEO, el fenómeno detectado es muy similar a lo que se ha descrito en otras zonas costeras del mundo (tanto marinas como lacustres) como “whiting” (Long et al 2007), que se podría traducir como blanqueamiento del agua, pero hacen falta estudios más específicos para corroborarlo.

La mayor parte de las observaciones apuntan a que, al menos en parte, este tipo de fenómenos son procesos de precipitación (tanto orgánica como inorgánica) biológicamente inducidos. Esto en consistente con lo observado en éste y otros casos documentados, donde las concentraciones de clorofila y de células fitoplanctónicas aumentan dentro de las “aguas blancas”. También, en los casos documentados se han observado concentraciones elevadas de cristales de CaCO3, lo que explica el aspecto blanquecino y la elevada turbidez. Dependiendo del mecanismo implicado estos cuerpos de agua blanqueda podrían actuar bien como fuentes de partículas o bien como sumideros. Sin embargo, en el caso del Mar Menor se desconocen todavía todos estos aspectos y será objeto de estudios más detallados por parte de los investigadores de BELICH.

La zona donde ha aparecido esta mancha blanquecina de forma casi permanente coincide con las zonas del litoral del Mar Menor donde han aparecido grandes extensiones ocupadas por desarrollos masivos de macroalgas oportunistas, popularmente conocidas como “ova”. Como ya se ha explicado en informes anteriores del IEO-CSIC, este fenómeno es ya habitual en el Mar Menor en los últimos años y sin duda guarda relación con los aportes de aguas continentales ricas en nutrientes.

Aunque se requieren estudios más específicos para determinar su origen y dinámica, en ambos casos se trata de síntomas de la elevada inestabilidad del debilitado ecosistema lagunar tras su colapso en 2016, a consecuencia del proceso de eutrofización inducido por los excesos de aportes de nutrientes antropogénicos.

Los datos disponibles apuntan a que las condiciones ambientales del ecosistema lagunar no parecen ser todavía propicias para la recuperación de hábitats y especies cuyas poblaciones quedaron profundamente alteradas y mermadas tras el colapso experimentado en 2016. " Las praderas de Cymodocea nodosa, y la ausencia de síntomas de su recuperación, son un claro ejemplo de ello"

El seguimiento continuado de ésta y otras especies clave (p.e. nacra, caballito de mar, signátidos, comunidades de filtradores, etc.) es fundamental ya que un cambio de tendencia en su estado y extensión constituiría un claro síntoma de recuperación a escala ecosistémica.