Hola, Victorio.
Ahora existen libros para aprender a hacer cualquier cosa en menos de una hora, hay tutoriales de Youtube, hay vendehúmos disfrazados de coaches y hay un creciente convencimiento de que la fuerza de voluntad lo puede todo.
Pero hay cosas que no se aprenden en ningún libro, hay cosas que no nos puede enseñar nadie ni podemos conseguir aunque lo intentemos con todas nuestras fuerzas. Y está bien que así sea. Esas cosas se tienen o no se tienen: como la clase de Pedro León. Pedro ya está mayor, regresa de una lesión y no está en su mejor momento físico, pero un solo destello suyo basta para salvarnos.
Siempre ha habido una frase que he detestado en el fútbol: ésa de que ya sólo por ver a determinado jugador merece la pena pagar la entrada. No me gusta porque ver a tu equipo, sean buenos o malos, siempre merece pagar la entrada. Además, el fútbol es un deporte de conjunto, y no de jugadores aislados.
Pero me hago mayor, van pasando las temporadas, y me voy dando cuenta de que Pedro León es de largo el mejor jugador que hemos tenido en los últimos 15 años de travesías, y con diferencia.
Qué suerte hemos tenido de que venga aquí, a pasar con nosotros estos ratos últimos de su carrera. Qué gusto da verle simplemente controlar un balón, qué gusto ver cómo da sentido a todo, qué suerte ya sólo poder ver la elegancia con la que trota hacia el balón cuando va a disparar. Qué distinto a todos es este chico.
El esfuerzo, el sudor, la fuerza de voluntad… todo eso está muy bien, pero mientras ese mecanismo se mueve siempre hay algo que chirría y que parece a punto de romperse. Frente a eso, qué ligero fluye el talento, sin proponerse apenas nada.
Buenas tardes.
