El Escorratel ha sido el primer punto de parada dónde, como recordaba Víctor Valverde, esta pedanía, junto al Camino Viejo de Callosa y Media Legua, se convirtió en la zona cero de la DANA ya que sufrió por dos veces la bajada terrible de agua desde la Rambla de Abanilla. “Si nos remitimos a aquellas tristes imágenes, la altura del agua, en este punto en el que nos encontramos, alcanzó aproximadamente casi 1’80 metros. Me vienen a la memoria esos montones de mobiliario de las casas en las que se perdió todo y, aunque no sean situaciones para recordar conviene no olvidarlas, porque seguimos sin las obras necesarias para que esto no se repita. Faltan las infraestructuras con las que los vecinos puedan descansar un poquito más y no siga ocurriendo que cuando se avecinan estas fechas, después del verano, no puedan ni dormir. Desde el Ayuntamiento de Orihuela no hemos dejado de reclamar esas inversiones necesarias tanto al Ministerio, como a la Confederación Hidrográfica del Segura, como a la propia Generalitat Valenciana. Son actuaciones que tienen que hacerse inmediatamente, aunque somos conscientes de los farragosos que son los trámites de proyectos, de impactos ambientales y demás, creo que han tenido tiempo suficiente para darnos una solución”.
Por su parte, el alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, ha aprovechado este encuentro para agradecer a toda la Corporación Municipal, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a los voluntarios y a todos los vecinos en general, el esfuerzo realizado en aquellos terribles días. El día 12 de septiembre de 2019 cayó la primera tromba de agua que se convirtió en más de 500 litros por metro cuadrado en prácticamente 24 horas. “El susto, el miedo, el drama que se vivió llegó a ser una tragedia. Tenemos que recordar a las víctimas mortales que hubo en la comarca por lo que no podemos dejar que se olvide, tenemos que mantenerla en el recuerdo. Hoy con este ‘chispeo’ sabemos que estamos en temporada de que las lluvias puedan ser torrenciales, por lo que no podemos evitar estar acongojados. No sabemos qué va a pasar, seguimos teniendo la misma situación de miedo porque desgraciadamente todo sigue igual”, ha explicado Bascuñana.
Señalaba el alcalde oriolano que dos años después ha estado revisando lo que se decía en 2020 y nada ha cambiado. “No hay obras, no hay proyectos definidos, no hay presupuestos. Seguimos analizando, seguimos estudiando y seguimos pendientes todavía de recibir ayudas en la agricultura, en el comercio y en empresas… Esto tengo la obligación de decirlo, a la vez que reconozco que las administraciones públicas han hecho esfuerzos, pero aun así seguimos sin tener las infraestructuras hidráulicas que necesitamos”.
También ha recordado que en 1987 ya se diseñó un plan en el que se hablaba de la Rambla de Abanilla, de ensanchar el cauce del río y de muchas soluciones que son necesarias que siguen sin ejecutar. “Yo le pediría al presidente de la Generalitat Valenciana que ejerza ese compromiso que anunció del Plan Marshall y que se vuelque con la Vega Baja porque lo necesitamos. Si no se nos ayuda a recuperarnos de las pérdidas que sufrimos hace dos años, Orihuela sola no puede salir. Tenemos todavía servicios básicos imprescindibles, como la residencia y el Centro Oriol, el Cris y otros muchos, sin resolver prestando una atención en precario, en situaciones improvisadas, con multitud de problemas de complejidad, desde instalaciones como de personal”.
Bascuñana ha destacado que ni tan siquiera se han acometido infraestructuras prioritarias como la permeabilización de la CV-930, “si vuelve a llover volveremos a quedar incomunicados”.
Posteriormente, el alcalde se ha dirigido al Polígono Industrial ‘Puente Alto’ donde ha mantenido un encuentro con su presidente, Cosme Javaloyes, quien le ha comentado que todavía hay empresas que no han cobrado la indemnización. Durante toda la jornada Emilio Bascuñana ha tenido encuentros con vecinos de El Badén, la Media Legua, Camino Viejo de Callosa y Molins, entre otros.