Hoy venía pensando en… la Copa como bálsamo de todo.
No cabe duda que el Valencia está en crisis. No ganar en La Liga desde el pasado 10 de noviembre es una buena prueba de ello. Porque lo de jugar bonito y crear un estilo está bien, pero en el fútbol mandan los resultados y en La Liga somos muchos los que empezamos a tener miedo.
Miedo de que el equipo se vea abocado a pelear por no descender. Con una plantilla tan joven e inexperta esa situación se antojaría más que dramática. El bloqueo mental, la ansiedad que padece este equipo se vería incrementada a límites insospechados. Así que mejor no pensar en eso.
Y para superar ese bloqueo mental no habría nada mejor que eliminar mañana al Athletic Club y meterse en semifinales de la Copa del Rey. Una victoria en Mestalla, ante su afición en un partido de cuartos de final de Copa podría suponer una liberación mental para los de Gattuso. La alegría que se experimentaría en otra noche mágica en Mestalla, las sensaciones que ya se vivieron la pasada temporada, ayudarían sin lugar a dudas a salir al Valencia del bucle en el que se encuentra. Nada mejor que ganar mañana para volver a creer.
Porque la Copa puede servir de pegamento, de bálsamo, de oportunidad para recobrar las buenas sensaciones y sobre todo para dar una gran alegría a una afición que, pese a todo, está siendo muy fiel a su equipo a lo largo de la temporada. Mañana no se puede fallar. Mañana hay que ganar sí o sí. No valen excusas. Es, sin duda, el partido más importante de toda la temporada no solo por lo que supondría ganar sino también porque podría ser el punto de inflexión.
Así que no solo queremos la Copa. La necesitamos… como bálsamo.