Hoy con Léleman venía pensando en… las malas sensaciones. Porque eso es lo que transmite el Valencia en La Liga a cuatro días de la Final de la Copa del Rey.
Llegar a una cita tan importante con una derrota como la de ayer ante el Villarreal digamos que no es lo más conveniente. Ni esa ni la del sábado ante Osasuna. Tal vez por eso para muchos valencianistas el Betis es hoy en día el favorito en esa final de la Copa del Rey. Pero os digo una cosa… lo bonito del fútbol es que no siempre ganan los favoritos.
Es cierto que el Betis hoy por hoy tiene más fútbol que el Valencia. Lo viene demostrando en La Liga, esa competición de la que los de Bordalás dimitieron el mismo día en que eliminaron al Athletic Club en Mestalla. En ese momento alguien decidió fiarlo todo al rojo, agarrarse a la Final de Copa como única tabla de salvación de una mediocre temporada. El regreso a Europa depende del sábado en La Cartuja. Pero os digo una cosa… ni aun ganándola, levantando la novena, debemos perder de vista que la temporada en La Liga está siendo un verdadero desastre. En el 19 se ganó la octava sí, pero también se clasificó para Champions y se llegó a unas semifinales de Europa League. Nada que ver.
Entiendo el pesimismo de una parte de la afición de cara a esa cita tan importante, entiendo la decepción tras la derrota ayer en un partido que como dijo Bordalás no es que se debía haber jugado en otro momento, es que sobraba. Pero aún así creo que hoy es día de cambiar de chip y ponerse a full en modo Copa.
Porque nada de lo que hayas hecho antes, bueno o malo, tiene más importancia de lo que hagas en 90 minutos el sábado. Pocos creían en el 19 que se le ganaría al Barça de Messi y se hizo. Porque en 90 minutos, en una final solo los pequeños detalles marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso. Y no siempre gana el favorito…