El Auto de los Reyes Magos de Cañada, según el libreto de Gaspar Fernández y Ávila, es una representación itinerante única en su género en la que destaca el valor de la tradición que el pueblo de Cañada ha sabido conservar los días 6 y 7 de enero.
En la organización de los primeros ensayos surgió una pequeña “Junta de Entusiastas”, formada por vecinos del pueblo, que se propuso que la representación no cayera en el olvido. Las primeras escenificaciones eran muy sencillas y pobres, los actores iban a pie interpretando los diferentes personajes a viva voz y con vestimentas poco representativas. Poco a poco, la representación fue evolucionando, incorporándose trajes y caballos prestados de las localidades vecinas y, tras el parón de la Guerra Civil, la fiesta se retomó con más impulso, habiendo crecido mucho, tanto en escenografía como en el dramatismo de la representación, incorporándose nuevas herramientas y tecnologías, hasta llegar a la que conocemos hoy en día.