Fue una semana dura para el Unicaja banco Oviedo, per tampoco entraba en las quinielas un batacazo de las dimensiones del sufrido frente a Alicante (54-77). Por buscar algo positivo, el encuentro sirvió para el estreno de Jorgensen, que llegó para suplir el inesperado adiós de Harald Frey.
No tiene sentido analizar al detalle lo sucedido sobre el parqué de Pumarín. El Unicaja no llegó a ser una sombra del equipo que ha venido siendo durante toda la temporada. Los porcentajes de tiro ovetenses fueron paupérrimos, mientras que los alicantinos veían canasta con facilidad desde fuera y también castigaban por dentro.
Tal vez lo mejor de todo fue comprobar que el equipo tiene alma. Incluso en un día aciago fue capaz de dar un arreón que le permitió ponerse a 5 puntos cuando aún restaban 13 minutos de partido, pero no era el día y la derrota se consumó en una jornada aciaga y que deberá olvidar de inmediato para centrarse en la visita al Juaristi, del próximo miércoles.
La buena noticia del fin de semana llegó de la mano del filial que logró la victoria frente a Obradoiro Silleda por 62-59.