La punta de la crecida extraordinaria del Ebro sigue atravesando Aragón. De momento el Gobierno aragonés descarta que el paso de la punta de la crecida del Ebro obligue a desalojar los municipios ribereños.
Las previsiones han mejorado sensiblemente en las últimas horas y no se prevé que se inunden los cascos de Pradilla y Boquiñeni. Sin embargo, el presidente Javier Lambán, tras la reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada, ha dejado claro que todo el dispositivo está preparado y activo para actuar de forma rápida en caso necesario.
Además, los Gobiernos de Aragón y Navarra van a solicitar de manera conjunta la declaración de zona catastrófica de los municipios afectados por la avenida y así lo ha trasladado ya el presidente Lambán a Pedro Sánchez.
El Gobierno aragonés garantiza indemnizaciones a los afectados
Representantes del ejecutivo se han reunido con las organizaciones agrarias para analizar la situación y los daños. Aunque obviamente las valoraciones no comenzarán hasta que pase la punta de la crecida, Lambán garantiza apoyo a los agricultores y ganaderos. Apuesta además por intensificar las labores de limpieza que el Gobierno aragonés y la CHE han realizado los últimos años con buenos resultados, y por emplear los fondos del Plan de Recuperación y Resiliencia para abordar medidas de calado en la cuenca en Navarra, La Rioja y Aragón.
Los efectivos de la UME siguen trabajando para blindar los cascos urbanos
La delegada del Gobierno en Aragón, Rosa Serrano, destaca la labor de los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias, que llevan varios días reforzando las motas de seguridad para minimizar los daños de la crecida. Serrano destaca que la punta de la avenida ha llegado lentamente, lo que ha permitido preparar todo el dispositivo con mayor calma.
La presidenta de la Confederación Hidrográfica del Ebro, Dolores Pascual, en una entrevista con Carlos Alsina, ha explicado que han aprendido de lo que pasó en la crecida del 2015, ya que en estos años han invertido y modernizado sistemas para prevenir las avenidas. Aunque es imposible evitar algunos daños, sí que pueden minimizarse.
