Sigue sin llover y aunque empieza a refrescar un poco, no termina de llegar el invierno. Claro, es que no hemos entrado en la estación todavía. Pero se entiende ¿verdad?
No teman que no vamos, hoy no, a hablar de nuevo de la falta de agua y a llamarles a la concienciación. En esta ocasión, le toca a la parte buena o menos mala de que no llueva y haga calor. Porque esa buena meteorología, ese sol predominante que se asocia habitualmente a la calidad de vida es una de las razones de que haya cada vez más extranjeros en la ciudad.
Como obliga el asunto, destacamos que son más los empadronados. O sea que en realidad el número es todavía mayor. Entre estos de hecho pero no de derecho estima el Ayuntamiento que debe haber algunos británicos, dado que su nuevo estatus -haber salido de la UE- les obliga a ciertos trámites a los que no están acostumbrados y ya se sabe.
Y claro la nueva subida, que respecto a antes del COVID es muy importante, sirve para cimentar esa teoría de que el confinamiento había sacado a la luz las facilidades que hay en Marbella para trabajar en remoto, teletrabajar. O para vivir en general.
Se beneficia además de la invasión de Rusia a Ucrania y pudiera hacerlo también del conflicto entre Israel y Hamás.
No parece tan difícil.