Ambas escuadras salieron con ganas. De hecho, el Elche trató de sorprender de inicio buscando el área local con valentía, aunque fue Plata el que pudo inaugurar el marcador a los 26 segundos, si bien su disparo terminó desviado por Edgar Badía cuando el público del José Zorrilla ya cantaba el gol.
Se impuso un fuerte ritmo de juego que no daba lugar al respiro en un área ni en otra. Ambos equipos tenía la firme intención de controlar el balón y de ser más verticales, y en esa labor destacó más el conjunto blanquivioleta, que, merced a su presión defensiva, provocó pérdidas en el rival y eso le concedió mayor dominio.
La intensidad bajó de manera considerable con el paso de los minutos. El cuadro ilicitano no lograba generar peligro y el vallisoletano lo intentaba por la banda derecha, pero con escasa precisión.
Tras una gran parada de Badía a un remate de cabeza de Óscar Plano, llegó el primer gol blanquivioleta gracias a un disparo cruzado de Javi Sánchez.
Pudo ampliarse la renta del Real Valladolid, pero el meta catalán impidió que Sergio León añadiera otro tanto. Sin duda, Badía fue el mejor jugador de los de Jorge Almirón en la primera mitad, que concluyó con una mínima ventaja local en proporción al dominio mostrado.
De hecho, nada más comenzar la segunda parte, en la que hubo cambios de fichas en los dos equipos, el Real Valladolid amplió esa renta tras un robo de balón de Plano, que pasó a Plata para que éste diera un pase milimetrado a Roque Mesa, que batió a Badia con un certero disparo desde el punto de penalti.
Badía se acabó convirtiendo en una auténtica pesadilla para los jugadores blanquivioleta, sobre todo para Plata y Óscar Plano, que vieron cómo sus disparos, a bocajarro, eran repelidos por el portero del Elche.
Curiosamente, en pleno asedio local, el Elche apretó el resultado a través de Josan, a pase de Pere Milla, en uno de los contados tiros a portería de los ilicitanos.
Pero los de Jorge Almirón no presentaron demasiada batalla en el último tramo del partido y el Valladolid pudo amarrar el triunfo sin apenas sufrir.