Cuando se estrenó ‘Vengadores: Infinity War’ (aunque antes apareciese en los cómics de Marvel) la audiencia planetaria conoció la existencia de un guantelete sideral, activado por unas gemas de colores escondidas en los confines del mundo; un guantelete capaz de plantear una amenaza global de aniquilación instantánea sobre la mitad del género humano (y superheroico). Cuando eso ocurrió, todavía no habíamos sufrido la pandemia del coronavirus. Ahora que todo el mundo se contagia a la vez, se confina a la vez y se distancia a la vez, ahora que vivimos en carne propia nuestra primera gran amenaza global -si obviamos la del cambio climático-, ‘Tenet’ se estrena y se revela como un doble símbolo global: es un símbolo por su contenido -del que intentaremos revelar más bien poco- y un símbolo por su circunstancia, al convertirse en el primer gran estreno global que desafía el cierre de los cines. Y a su vez, contiene una amenaza global.
Pero hablábamos del Guantelete del Infinito. Y casi que aquí lo vamos a dejar, porque ‘Tenet’ es una película de la que no conviene desvelar demasiado. Nos explicamos. La película contiene dos capas que corren en paralelo. Una capa nos cuenta un thriller internacional de espionaje. La segunda capa, una capa de ciencia-ficción, plantea una teoría arriesgada sobre el flujo del tiempo. A Christopher Nolan, y así lo ha confesado en alguna entrevista, se le ocurrió hace años la segunda capa -no en vano es un obseso del retorcimiento temporal, lo demostró en ‘Origen’, en ‘Memento’, o incluso en ‘Interstellar’-, y lo que ha intentado en su camino hacia el rodaje, puliendo un guión que los actores tardaron en comprender, ha sido hilvanar la segunda capa con la primera, con la del thriller. Es decir, construir entre las dos capas un puente suficientemente sólido como para que lo crucen aquellos espectadores y espectadoras que no quieran quedarse solo en la película entretenida, con mucha acción y con muchas persecuciones. Un puente para la parroquia de Nolan.
Así que atención a las piezas: tenemos una amenaza global y tenemos dos capas entrelazadas. A esto le añadimos un protagonista no muy conocido -John David Washington, hijo de Denzel, al que hemos podido ver en ‘Infiltrados en el Ku Klux Klan’, la película de Spike Lee-, le añadimos también un villano aterrador con acento del este, Kenneth Branagh… le añadimos una dosis de Robert Pattinson, cinco minutos de Michael Caine derrochando acento ‘british’, y le añadimos además a Elizabeth Debicki, a quien podríamos denominar “el puente”. Con todos estos ingredientes construye Nolan su doble símbolo, la película por la que pasará a la historia este 2020 en lo fílmico, creemos. Lo circunstancial es obvio y ya lo hemos comentado. Es la resistencia de las pantallas de cine frente a las plataformas. Es el viejo mundo resistiéndose a morir… para alegría de muchos de nosotros. Pero, ¿es el contenido tan memorable?
‘Tenet’ es, en principio, una proeza técnica. Las viguerías de Nolan con el mencionado flujo del tiempo convierten algunas escenas de acción y persecuciones -concretamente las de la cámara acorazada del aeropuerto- en un espectáculo audiovisual de primer nivel. En la cinta de Warner no hay desperdicio, no hay fotogramas de respiro. De hecho se aprecia un montaje algo apresurado, subrayado por una tensa banda sonara que ha compuesto Ludwig Göransson. Cuando se detiene la trama para que el protagonista recupere el aliento, algún personaje se dedica a explicar los cabos sueltos que podemos no estar entendiendo. Y las explicaciones hacen falta, porque la capa ciencia-ficción es compleja. Sin embargo, la virtud de ‘Tenet’ es que cualquier espectador puede abandonar esa pista “superior” y volver a la “inferior” -las dos palabras entre comillas- sin que la película pierda fuerza.
Es una cinta muy entretenida, extremadamente agitada, y que huye de las explicaciones pseudocientíficas sobre lo que vemos en pantalla. Más bien pone el acento en que entendamos las reglas, la vertiente física de cómo pasa lo que pasa, pero siempre como herramienta útil para que, quien quiera, no se pierda. Y seguro que habrás leído los cuatro párrafos anteriores preguntándote de qué va la película. Pues lo que podemos -y vamos a- contar es que ‘Tenet’ se centra en una misión internacional del personaje de John David Washington, que descubre que la clave de lo que busca está en el entorno de un misterioso millonario -Branagh- y de su mujer -Debicki-, una marchante de arte. Y mientras tanto, la otra capa. Una bala que no se comporta como debería durante un asalto. Miradas que revelan que algo no va bien. Y la música de Göransson.
‘Tenet’ es un sí rotundo que no va a decepcionar a quienes estaban esperando su estreno para volver a los cines. Es puro Nolan, es decir, habrá gente que abandonará la segunda capa en los primeros minutos de la cinta… pero en este caso, la primera capa, la del thriller internacional de espionaje, está perfectamente preparada para recibirnos. Y para dejarnos con la boca abierta. Solo un protagonista algo más carismático y un ritmo algo más digerible para las retinas confinadas… podrían contribuir a que la cinta fuese completamente redonda. Pero en estos días, con que llene los cines, nos vale.