Sus últimas canciones ya adelantaban el momento de la despedida. Joaquín Sabina dice adiós a los escenarios y parece que esta vez es la definitiva. Con su gira “Hola y adiós” cierra un viaje que comenzó hace 50 años cuando empezó a actuar en el metro de Londres. Desde entonces ha pisado los escenarios más legendarios del mundo desde el Madison Square Garden de Nueva York al Olympia de París. Ahora, desembarca de nuevo en estos mismos lugares. Ya lo ha hecho en EEUU y en Latinoamérica. Y desde el 1 de mayo en Las Palmas de Gran Canarias, Londres, París y Madrid donde, además del concierto del pasado 19 de mayo, tiene previsto dar otros siete directos más en el Movistar Arena. A sus 76 años, el Maestro deja un legado de melodías inolvidables, versos afilados y un público que sin duda seguirá tarareando sus temas cuando se apaguen los focos.
Entre sus miles de seguidores incondicionales, hay uno que destaca por encima de todos. Se llama Alberto Romero, es periodista y ha hecho de la música de Sabina un pilar en su vida. Con más de 30 conciertos a sus espaldas, una boda marcada por “Contigo” y hasta una hija bautizada en honor a una de sus canciones, su historia es la de un amor inquebrantable por las letras de Sabina. Lleva más de 35 años siguiendo sus pasos y celebrando cada uno de sus acordes como si fuera el último.
