Para empezar a aproximarnos a la fecha, debemos situarnos en el imperio romano. Tiempo a, los pudientes romanos huían de la Ciudad Eterna en los períodos caniculares, del 24 de julio al 24 de agosto, pero no podrían considerarse vacaciones si solo se las podían tomar los romanos pudientes. Para que haya vacaciones tiene que haber trabajo, y la nobleza y realeza poco sabían de eso.
Para que sean vacaciones hay que volver, y eso es lo que pedían los obreros alemanes a mediados del XIX: unos días libres pagados, pero no fueron los teutones los primeros en conseguir este derecho. Fueron los bolcheviques al hacerse con el poder en Rusia tras la revolución de 1917, aunque el derecho a vacaciones lo implantaron a su manera. Solamente para algunos funcionarios del estado, elegidos por el partido, y como premio al buen comportamiento.
En esta línea también lo hicieron los nazis y no fue hasta 1936 cuando en Francia realmente se establecieron unas vacaciones en condiciones, para todo el mundo.
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