Tener vocación de servicio público lleva implícito buscar la prosperidad de la mayoría más allá de los costes personales. Y eso atañe también a la oposición. Si el partido socialista aspira a recuperar la confianza que ha dilapidado, tendrá que mostrar voluntad de colaboración sin renunciar a la crítica legítima. Lo que en otros tiempos llamábamos sentido de estado y que tantas veces demandaron al PP.