Lo niega porque el Gobierno asegura que existía un trato con el Vaticano.
Miren, el problema lo ha generado el Ejecutivo al decidir exhumar los restos de un dictador sin tener claro dónde iban a reposar.
Los ha sacado de un lugar olvidado y ahora se arriesga a tenerlos en el centro de Madrid. Y la culpa no es de la Iglesia es de un gobierno que actua por impulsos.
Ahora para arreglar una chapuza pretenden involucrar como colaboradora a una institución a la que no dudan en sacudir fuerte y flojo cuando de arengar el anticlericalismo se trata.