La Orquesta del Diván de Oriente y Occidente es una orquesta sinfónica en la que tocan juntos músicos israelíes y árabes: músicos sirios, libaneses, jordanos y también palestinos. A menudo, este proyecto ha sido descrito como una "orquesta por la paz", que sirve para unir sentimientos e identidades.
Los creadores del proyecto, Edward Said y Daniel Barenboin, querían que aquellos chavales, cuyos amigos o familiares, militaban en bandos enfrentados, trabajasen juntos con la música y comprobasen de cerca que en el fondo no eran tan distintos. La orquesta, como está comprobado, no ha traído la paz, pero sí trae comprensión, paciencia y la esperanza de que la reconciliación es posible.
El amplio proceso de formación de un músico
El proceso de formación de un músico es amplísimo, se prolonga durante prácticamente su vida. En España, el conservatorio comienza a los ocho años, con cuatro años de Grado Elemental. Después, hay otros seis años de Grado Profesional, cuatro de Grado Superior y otros dos años opcionales de Máster.
En total, "son 16 años de formación en una época, la juventud, en la que tienes que sacrificar mucho para ser un músico", explica en 'Más de uno' Mario Muñoz, musicólogo, docente y gestor cultural, quien sostiene que cuando llegan a las orquestas "son personas con una altísima capacidad".
Una de las labores del director de orquesta es gestionar las voluntades y egos de los músicos porque "no solo es conseguir que todos lleguen al sitio de la misma forma, sino conseguir que toda la gente esté de acuerdo contigo", cuenta Mario.
La importancia del sentimiento de unidad y hacer equipo
A sus 25 años Alberto García López ya es director Musical y Artístico de la Orquesta Allegro Ciudad Lineal y Madrid Sinfónica Décimo Arte. A partir de los 20 años empezó a unir a músicos y realizar sus propios proyectos y conciertos, por lo que esos fueron sus primeros pasos como director de orquesta.
Cuando Alberto tenía 4 años cogía un lápiz y se ponía a dirigir los conciertos que ponían en televisión. "Desde muy pequeño les dije a mis padres: 'quiero ser director de orquesta' [...] Me nacía de dentro", cuenta ahora Alberto que ha visto cómo su sueño se ha cumplido.
Sin los compañeros, no somos nada. Si uno falla, fallamos todos
Sobre su trabajo reconoce que "es difícil porque tratas con mucha gente y cada uno es diferente". Sin embargo, una labor muy importante en las orquestas jóvenes, como en las que él trabaja, es "transmitir ese sentimiento de unidad y de equipo" que muchas veces se olvida.
Alberto defiende la importancia de que cale el mensaje de "sin los compañeros, no somos nada. Si uno falla, fallamos todos". Este trabajo es necesario que se haga "desde abajo" en orquestas jóvenes para que luego ese sentimiento esté en las orquestas profesionales.
Jefes de sección (o "portavoces") de cada instrumento
Por su parte, Elizabeth Cerra, una experimentada arpista de 22 años de la JONDE (Joven Orquesta Nacional de España), defiende la labor de los jefes de sección en las orquestas. Todos los instrumentos tienen un jefe de sección que es como "el portavoz" para transmitir ideas musicales al director de la orquesta.
Ves la música como ves la vida
La sintonía entre el director y la orquesta a la hora de crear y trabajar juntos es esencial para que el trabajo luzca. La personalidad musical acaba reflejando cómo cada uno es como persona porque "tú ves la música según tú ves la vida", opina Elizabeth. Por eso, de un ensayo a otro, la misma orquesta y el mismo director puede tener una química diferente.