El post de radioestadio

Edu García: "El fundador de la religión 'nadaliana' no puede pecar"

Edu García hace un repaso por las últimas novedades del mundo del deporte, como la eliminación del Atlético de Madrid al Real Madrid en la Copa, la victoria de Carlos Sáinz en el Dakar o el fichaje de Rafa Nadal como embajador de la Federación de Tenis de Arabia Saudí.

Edu García

Madrid |

La cuesta de enero se remonta con Clásicos y Derbis. Y además sin un vencedor claro: a un traspiés, un logro. Nadie avasalla, nadie se unge como candidato a ganarlo todo. El Barça fue un Golliat de marca blanca pero eliminó a Unionistas, y en el duelo castizo, esta vez turno para la parte colchonera: menos fiesta, menos virtuosismo pero acceso a cuartos compitiendo.

Y es que la edad se somete a la ilusión si la empresa es digna, ejemplo pipiolo, Alcaraz volviendo a pegar raquetazos con postre de sonrisa, ejemplo talludito Carlos Sainz, años ha metiendo leuros al plan de pensiones mientras derrapa talento entre dunas de Dakar. ¡Qué las palomas sigan esperando las migas de su mano!

Entre copa y copa sin alcohol, he pensado mucho esta semana en cómo afrontar el fichaje de Rafa Nadal como embajador de la Federación de Tenis de Arabia Saudí. El lunes encarné a Ken Follet y vi temblar los pilares de la tierra. Me faltan conversaciones, tengo apiladas preguntas, pero la decepción pastosa como un buñuelo de fango me sigue quitando las ganas de afrontarlas.

Puedo entender que haya 48 millones de españoles (conmigo dentro) que sucumban al dinero hipnótico, pero el fundador de la religión “nadaliana” no puede pecar. Es el tipo en el que todos pensamos cuando los valores sacrosantos del deporte se personan, el referente inmaculado, el hijo ideal, el hermano perfecto, el español de leyenda. Ojalá que reculen, él y sus pepitos Grillo. Ojalá se desdigan, se arrepientan, se borre todo. Que sea un mal sueño. #Nadaltúno

Además, ya tenemos para compensar figuras como Fayza Lamari, mamá-agente de Mbappé que esta semana confesaba anhelar percibir la mitad del contrato de su hijo. ¡Argumentado! Amores que matan, también los maternos.