No hay vacaciones para el fútbol, que nadie tenga prisa. Hay que salvar o condenar equipos amén de activar ascensores en diversas categorías. Cuando los futbolistas colonicen los barcos y los chiringos de las playas de Ibiza, serán otros los que salten a jugar: directores deportivos y presidentes. Todos titulares en el llamado 'mercado de fichajes' donde las comisiones, los favores y los "chanchus" suelen asesinar el valor de la palabra.
Sin ir más lejos turno ayer para el 9 del Madrid. Karim Benzemá recibía un premio a la trayectoria envuelto en informaciones que lo ubican en Arabia (si se cumplen todas, después de la isla pitiusa, en Riad habrá overbooking de peloteros). El francés quiso desmarcarse pronunciando una frase para la posteridad: "la realidad no está en internet". Toma ya. Digna de que caiga la semana próxima en el comentario de texto de la Ebau.
También ayer siguió siendo prota un tipo anómalo en este fútbol moderno, José Luis Mendilibar se paseó en autobús con su Sevilla sabedor de la gesta: le trajeron como ñapas para tapar fisuras y ha terminado construyendo con sus manitas el séptimo título europeo para los de Nervión. Es el campechano del momento, el otro, más emérito, no podrá vacilar a Alonso en la fórmula uno que llega a Barcelona como en otras ocasiones. Solo veremos un rey, al asturiano, inmerso en la otra ola del momento: la de la admiración por un piloto que quiere aspirar a su tercera corona.
Por cierto, asomo otra vez a este comentario al exárbitro Estrada Fernández ya concejal electo por Lleida. Nueva denuncia contra la federación esta vez por lo que considera una humillación por las condiciones laborales: ¡le obligaron a ejercer de VAR en una furgoneta!