Pedro Sánchez ha hecho su propio intento de romper la inercia catalana, con su propuesta de establecer un nuevo impuesto a la banca para financiar las pensiones. La idea de Sánchez tiene como objetivo seducir a votantes de izquierdas, siempre partidarios de que los bancos paguen más impuestos.
Y, a la vez, trata de restarle apoyos a Rajoy en el sector social donde más votos encuentra el PP, que es entre los jubilados. Pero ni Rajoy ni Sánchez consiguen que se imponga su empeño en descatalanizar el debate nacional. Cataluña lo invade todo. Las peripecias diarias de Puigdemont ocupan tanto espacio en los medios, que da la sensación de que la legislatura española es, en realidad, la legislatura catalana. Yeso que la legislatura catalana todavía no ha empezado.