Madrid | 09.09.2019 07:21
Con un Torra llamado a sentarse en el banquillo, pero, puesto a desobedecer, insinúa que tampoco se presentará al juicio, como queriendo ser detenido por los Mossos d’Esquadra. Con un proyecto de identidad digital, que esconde en su modernidad un instrumento más de soberanía.
Y con un horizonte de la sentencia dentro de un mes y el mismo Torra lanzado a organizar la gran protesta, el pueblo levantado para no ser menos que Hong Kong, el nuevo ideal del levantamiento. ¡Ay Cataluña! El bloqueo estatal nos hizo olvidar su problema, incluso nos hizo soñar con que estaba empezando a dejar de existir por cansancio o por realismo, pero vuelve a asomar, y su gobierno no está en gobernar, sino en agitar.
Esquerra pide elecciones, pero Torra se niega, alegando no sé qué del desgaste institucional, como si la Generalitat se desgastara con las urnas, que en su cabeza solo caben para la autodeterminación. Torra se niega a convocar elecciones porque sabe una cosa y hoy lo dice una encuesta: sabe que, si el pueblo vota, será el pueblo quien le eche, con lo cual se le acaba la biografía y el victimismo. Torra necesita que lo inhabilite la Justicia, por eso no quiere ir al juicio, y que lo eche el represor Estado español.