Sánchez manda mucho, pero a trompicones y entre trompicón y trompicón alguien mete las manos en el plato.
En la cabeza de Sánchez manda Iván Redondo, creo que no hay duda. Después manda mucho el CIS, cuyas encuestas marcan el camino a seguir. Ahora hay un poder nuevo, Podemos, que tiene la facultad de determinar la duración de la legislatura, pero, como quiere perpetuarse, ayuda a la estrategia de Sánchez. Creo que ese es su pacto.
Mandan poco los jueces, que están que echan las muelas. Tiene un poder exagerado el PNV. La banca, que gana siempre, lleva medio siglo bajo un estigma que inventó Rafael Termes: "el gobierno tiene el Boletín Oficial, a nosotros nos queda la resignación". Y en este momento preciso, manda quien tiene la llave de los Presupuestos. Tener Presupuestos o no es lo que condiciona la estancia en La Moncloa. El que los puede tumbar con sus votos, por pocos que sean, dobla la voluntad del presidente. ¿Y quien los puede tumbar? Esquerra Republicana. Rufián gobierna más que Carmen Calvo, como se ha visto ayer. A Rufián le basta insinuar que dejará caer las cuentas públicas si se cambia el calendario, y a los cinco minutos está en Moncloa y hace que una decisión de Sánchez dure seis horas. Lo que no consigue el sentido común, lo consigue Rufián. Eso es poder. Seguramente temporal, pero poder.