EL BLOG DE ALSINA

Montoro y los "hombres de negro"

Les voy a decir una cosa.

Ni Tommy Lee Jones ni Will Smith. Lo dice Montoro: aquí no van a venir los hombres de negro. En realidad, los Men in Black, que existen mucho antes que la película -en la imaginación popular, se entiende- son agentes del gobierno encargados de ocultar la presencia extraterrestre en la Tierra.

ondacero.es

Madrid | 05.06.2012 20:14

Cristóbal, Montoro, ministro de Hacienda, en el estudio de Onda Cero Sevilla
Cristóbal, Montoro, ministro de Hacienda, en el estudio de Onda Cero Sevilla | Santiago Talaya| ondacero.es/sevilla

Visten de negro, viajan en coches negros, confiscan y eliminan las evidencias alienígenas y se enfrentan a extraterrestres y criaturas mutantes. Visto así, tendría poco sentido que se pasaran por aquí los Men in black porque lo más mutante que tenemos son los datos del déficit público, las pérdidas de Bankia y los criterios políticos del gobierno, y si los agentes secretos no sólo trabajan para el gobierno sino que su misión es ocultar lo marcianas que son, a veces, las cosas que pasan, igual debiéramos concluir que los hombres de negro en España no son otros que Montoro y De Guindos.

Pero cuando estos días se habla, con cierta guasa, de los “hombres de negro” se está pensando, no en los aliens, sino en los altos funcionarios europeos que viajan en misión fiscalizadora a los países en cuarentena. No vendrán los hombres de negro significa, en el discurso de Montoro, que no tendremos que ser rescatados. Que no tendrán que venir, más que los Men in black, los de 240 Robert. Lo que pasa es que de “240 Robert”, aquella serie de los ochenta, no se acuerda nadie, como del Sheriff Lobo, o Billy Joe y su mono, o La isla fantasía en la que había un enano que se parecía a Felipe González.

No necesitamos que nos rescaten, es la idea que machaca Montoro con esta frase suya de los hombres de negro que ha sido, de su entrevista en Onda Cero esta mañana, la que más han destacado los medios españoles. Los periódicos financieros con más predicamento europeo, sin embargo, el Financial Times y el Wall Street Journal, lo que han subrayado ha sido algo bastante distinto, y ambos con títulos casi idénticos. En el Journal, “España advierte que su acceso a los mercados está cerrado”. En el Financial Times, “España hace explícito su ruego de ayuda para los bancos”.

El ministro de Hacienda español, dice la información del primero de los diarios, urge a los socios europeos a actuar deprisa para apoyar sus bancos debilitados porque el gobierno ha perdido, de hecho, el acceso a los mercados debido al precio que reclaman los inversores extranjeros. Y continúa: al hacer su “dramática admisión”, el señor Montoro se unió a los llamamientos de su gobierno a las instituciones europeas para que aprueben ayuda directa a los bancos que evite un rescate completo. En la misma línea, el FT:El ministro advierte de que la puerta de los mercados está cerrada para España”. Y, en efecto, más novedoso que negar que vayan a venir los hombres de negro resulta admitir que por nosotros mismos, hoy, no podemos financiarnos en los mercados, que la puerta está cerrada y, en expresión del ministro, la llave la tienen las instituciones europeas.

Más relevante que su desmentido de un rescate es la petición explícita de dinero europeo para capitalizar nuestros bancos, los 40.000 millones que decía ayer Emilio Botín y que el gobierno confía en que acabe llegando del nuevo fondo de rescate que entra en vigor en julio. La última vez que el gobierno habló de cómo va a inyectar dinero a Bankia fue el miércoles de la semana pasada, cuando De Guindos salió al paso de la presunta peineta que le habría hecho Mario Draghi a su idea de inundar Bankia de bonos del Estado para que luego el Banco Central Europeo se los canjee por capital. Dijo el ministerio: esa fórmula no está sobre la mesa, seguimos trabajando en una inyección directa por parte del FROB.

Dos días antes, lunes de la semana pasada, la frase que más destacamos los medios de la rueda de prensa de Rajoy fue ésta: “No habrá rescate europeo de los bancos españoles”. ¿Por qué? Por lo de siempre: oficialmente no lo necesitamos, nos bastamos nosotros. ¿Cómo? A la manera de siempre: emitiendo deuda pública. Ah, pero ahora aparece Montoro para decir: los mercados están cerrados para España. ¿Y si están cerrados cómo se supone que vamos a reunir 19.000 millones de euros para Bankia? Pues es que no se supone. El dinero tendrá que venir de Bruselas. En contra de lo que dijo el presidente hace ocho días, sí habrá rescate europeo de los bancos, más vale que lo haya porque si no, empezarán a preparar la muda los hombres de negro.

Hoy se ha publicado que Alemania estaba presionando al gobierno español para que solicite ya la ayuda y termine con esta incertidumbre. Incluso se ha difundido a mediodía que una fuente del gobierno Merkel ha señalado que es Rajoy el que no quiere, porque es demasiado orgulloso para admitir que necesita ayuda, peca de arrogancia fatal, dice el alemán anónimo, queremos ayudar pero no nos dejan. En este formidable carrusel de egos políticos, filtraciones interesadas y confusión máxima, es cada vez más difícil saber quién quiere hacer qué, cómo y cuándo. En teoría el gobierno español no quiere rescate europeo de la banca (lo dijo Rajoy) pero en realidad sí que lo quiere, ya lo creo que lo quiere. En teoría la comisión europea sí está dispuesta a enchufar el surtidor del fondo de rescate directamente a los bancos, pero de pronto sale Oli Rehn y dice: eh, que técnicamente eso no es posible, y todos lo interpretamos, claro, como lo que parece que es: darle a De Guindos en toda la boca, pero al día siguiente vuelve a salir y dice: no, si rescatar bancos es una opción interesante, hagámoslo.

En teoría, Alemania está deseando que España solicite la ayuda porque Alemania es muy de ayudar, pero en la práctica lo que busca Merkel es certificar que nosotros también estamos en serios problemas, tan serios que requerimos de asistencia exterior; y cuanta más necesidad tengamos, más razones encontrará Merkel para gobernarnos a distancia. Aquí nadie actúa desinteresadamente. Dicen: Europa es un proyecto común, intégremonos más, que haya cada vez más Europa.

Pero, al final, cada gobierno (o cada país) está pensando en sus propios intereses, en qué le viene mejor en cada momento. Rajoy hubiera preferido no tener que pedir abiertamente rescates --ni del país, ni de los bancos, ni de nada-- porque eso reduce aún más su margen de actuación y merma su predicamento político, fuera y dentro. Pero cuarenta o cincuenta mil millones de euros ni se improvisan ni se sacan -así de repente- de cualquier sitio. Por mucho que el gobierno diga ahora que a Bankia igual le acaba inyectando menos de lo que pide Goirigolzarri (que esta pirueta también tiene bastante de marciana), el dineral que necesita para hacer cumplir sus propias exigencias de provisiones le obliga a llamar a la puerta de nuestros socios, que a la vez que pongan el dinero pondrán también las condiciones.

Goirigolzarri, por cierto, ha dejado caer que si De Guindos le empieza a discutir los números, todavía coge la puerta y allá se las componga el gobierno con su enorme banco. Una cosa es que le toque las narices el señor Rato, cuyo sillón ha ocupado, y otra que se las toque Rajoy, que es quien le fichó para que lo ocupara.