OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Afiliados de quita y pon"

El partido de Albert Rivera manipuló el censo de afiliados en Murcia en las primarias de las autonómicas y municipales de 2015. Se cambió de agrupación a afiliados de otras provincias para favorecer las opciones de Miguel Sánchez, procedente de UPyD y apadrinado por la dirección nacional, y se trasladó en bloque a afiliados de unos pueblos a otros para influir en el resultado de las primarias locales.

Carlos Alsina

Madrid | 06.06.2016 07:17

La operación mudanza la orquestó el delegado territorial de Ciudadanos, Emilio Argüeso, con el conocimiento de la dirección nacional del partido. Fue el subdelegado del partido en Murcia, Alberto Aguilar, quien denunció los hechos ante la dirección nacional del partido. Encontrándose para su sorpresa con el visto bueno del secretario de organización a esas prácticas.

Alberto Aguilar, denunciante, abandonó su cargo de subdelegado de Ciudadanos en Murcia en marzo de 2015, en pleno proceso de primarias. Alegó razones personales. En el testimonio que ha prestado ahora a nuestra redacción en esta región cuenta lo que sucedió y aporta grabaciones telefónicas, realizadas por él mismo, de conversaciones con el delegado territorial, Argüeso, y con el secretario de organización del partido, Fran Hervías.

En la primera de las grabaciones, el hombre fuerte de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana y Murcia, Emilio Argüeso, le anuncia a Aguilar su intención de mover afiliados de Murcia o Molina de Segura a Totana para, en palabras suyas, reventarle el chiringuito a los dirigentes del partido allí, considerados por la dirección elementos tóxicos.

Mejor afiliar gente en Molina que en Lorca, porque en Lorca pueden irse del pico. Se hacen afiliados nuevos en una agrupación pero luego se les traslada a otra, sin conocimiento de ésta, para asegurarse el resultado querido.

Ésta circunstancia, la de ver aparecer como setas afiliados en tu agrupación, le sucedió al entonces secretario de la agrupación de San Javier, José María Cegarra. Así lo ha contado a Onda Cero.

Y esta misma situación, pero vivida a la inversa —descubrirte de pronto afiliado a una agrupación que no es la tuya— es la que narra Valentín Gil, que en aquel momento era alcalde pedáneo de Ribera de Molina.

En las primarias murcianas de marzo de 2015, según la denuncia de Alberto Aguilar, votaron afiliados de Alicante, Albacete o Almería. La iniciativa era del delegado territorial, Argüeso, pero según Aguilar, para proceder a falsear las afiliaciones, para consumar la maniobra, se requería la participación de alguien por encima del delegado territorial. Y es aquí donde el denunciante señala a Barcelona.

O alguien de la secretaría de organización o el propio secretario, Fran Hervías. Qué sabía este estrecho colaborador de Albert Rivera del trasiego de afiliados de unas agrupaciones a otras. En marzo de 2015, cuando Argüeso le dice que va a reventarle el chiringuito a los de Totana, Aguilar telefonea a Fran Hervías para comentarle lo que ha pasado. Y graba la conversación.

Hay formas conformes a los estatutos de neutralizar a personas tóxicas, por ejemplo Juan Carlos Carrillo, procedente de Falange y que acabaría expulsado del partido, se avaló este otro procedimiento, poco presentable, de manipular el censo.

A veinte días de las elecciones, las encuestas sitúan al PP en cabeza, 30% del voto, seguido de la coalición Podemos Izquierda Unida, 25 %, el PSOE en torno al 20-21 y C’s entre el 14 y el 16. El gran damnificado en estos días de precampaña es, claramente el Partido Socialista, al que su diario de cabecera, El País, le advertía ayer de que aún puede empeorar su resultado de diciembre y le reprochaba falta de audacia y de tensión en la campaña. Éste es el concepto que introduce El País: campaña hipotensa. Que recuerda aquello que Zapatero le confesó a Iñaki: no conviene que haya tensión. El editorial de ayer se planteaba como una crítica a la polarización de la campaña pero era, en realidad, una enmienda a la totalidad de Pedro Sánchez y, a la vez, y como diario en otro tiempo tremendamente influyente en la izquierda, una enorme declaración de impotencia.

Hubo debate en La Sexta entre Iglesias y Rivera. Recurriendo ambos al truco éste del “no te pongas nervioso”, al “no me interrumpas que yo no te he interrumpido”, más de tertuliano televisivo que de candidato a la presidencia.

Le parece perfectamente respetable que se hable de Venezuela por interés electoral. Y es lógico que los adversarios utilicen Venezuela en su contra viendo la respuesta que dio a la pregunta directa de si ayudará a sacar los presos políticos de las cárceles venezolanas. El balón a la grada.

Llegó a proponer Iglesias que los asuntos de otros países no se utilicen en campaña electoral. Y habrá que preguntar por qué. Por qué no se va a poder hablar de otros países. De Finlandia, y su modelo educativo, de Islandia y lo que hizo con los bancos, de Arabia Saudí y su régimen liberticida, de Grecia y cómo iba a suponer el final de la política de austeridad. Es decir, de todo eso de lo que se habló en las elecciones de diciembre sin que nadie se incomodara.