OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El pulso jurídico en Cataluña empezará después del lunes"

El lunes habrá pleno en el Parlamento catalán, habrá debate y habrá declaración de desobediencia. El pulso jurídico, el de verdad, comenzará después. No antes.

Carlos Alsina

Madrid | 05.11.2015 08:07

Esto es, por orden, lo que va a suceder en las próximas horas, sin necesidad de bola de cristal y atendiendo a lo que enseña la historia reciente de cada uno de los protagonistas de esta historia:

• Primero, la señora Forcadell, mujer de obediencia debida a los dos grupos independentistas de la cámarade hecho, la portavoz del “Juntos por el Sí” es ella misma—-, ignorará de nuevo la petición de los otros cuatro grupos del Parlamento autonómico y convocará para el lunes por la mañana, 9 de noviembre (un año después de la consulta de cartón) el pleno para debatir y aprobar (rodillo independentista de por medio) la declaración de desconexión, ruptura y rebeldía.

• Segundo, los doce magistrados del Tribunal Constitucional se reunirán también hoy para examinar los recursos de amparo que ayer presentaron Ciudadanos, el PSC y el PP de Cataluña. Dado que los tres recursos, con la misma música pero con distinta letra, cumplen los requisitos necesarios para que el Tribunal los admita a trámite, los magistrados, por unanimidad, aprobarán justo eso: la admisión a trámite. Justo eso y solo eso.

• Tercero, estos mismos magistrados, requeridos por los demandantes del amparo a suspender cautelarmente la convocatoria del pleno parlamentario, manifestarán su criterio contrario a la aplicación de esa medida. Es decir, rechazarán suspender, o evitar, o prohibir, que el Parlamento catalán debata sobre el texto que los independentistas han registrado.

• Cuarto, admitidos los recursos de amparo a trámite, los magistrados dejarán para más adelante la deliberación y decisión sobre el fondo de los mismos, es decir, si la mesa del Parlamento, dominada por los independentistas, ha vulnerado los derechos de los demás diputados y ha incumplido su obligación de velar porque sólo se aprueben en esa cámara proyectos que encajen en nuestro ordenamiento jurídico. En algún momento, en los próximos días, o semanas, o meses, el Alto Tribunal habrá de resolver esta cuestión, pero para entonces ya habrá dejado de ser ése el debate principal, probablemente ni nos acordaremos de este amparo cuando la resolución se produzca.

• Porque, quinto y último, el lunes, cuando el Parlamento catalán apruebe su declaración y el gobierno de España la recurra, el Constitucional admitirá ese nuevo recurso y, esta vez así, esa admisión supondrá automáticamente que la declaración queda en suspenso y que cualquier nueva iniciativa parlamentaria, o administrativa, que se derive de esa declaración o busque el mismo objetivo, supondrá incurrir en desobediencia. Es a partir de ese momento cuando se irá viendo qué pasos dan los independentistas —-si es que perseveran en dar alguno—- y cuando el propio Tribunal o el gobierno de la nación hayan de garantizar que la decisión del alto tribunal se cumple. Se hace cumplir y cómo.

Ésta es la sucesión de hechos que tienen ahora mismo en la cabeza quienes mejor conocen el asunto: tanto en el Tribunal Constitucional como en el Palacio de la Moncloa. La presidencia de gobierno tiene asumido que habrá pleno del Parlament el lunes y comparte, en términos generales, la explicación que han transmitido algunos magistrados: no hay precedentes de suspensión cautelar de un debate parlamentario, se entendería poco que el garante de la Constitución asumiera el papel de censor previo de lo que puede o no debatirse y estaría, en la práctica, acelerando la desobediencia de la mayoría independentista, porque el pleno —-lo sabe todo el mundo—- se va a convocar. Por eso, desde hace días, el gobierno está explicando a los interlocutores que visitan la Moncloa —-políticos, empresarios, sindicalistas, periodistas—- que es después de que se proclame el lunes la rebeldía cuando hay materia para actuar, no antes. Por eso y porque, aun declarándose seguro de que el Constitucional cumplirá con su función, sabe también el gobierno de la incomodidad que manifiestan algunos magistrados por tener que ser ellos quienes, en última instancia, acaben tomando las primeras decisiones firmes para frenar el proceso de insurgencia. Asegurar que las decisiones del Constitucional se toman por unanimidad de todos sus integrantes va a ir siendo —-tampoco se niega—- más difícil a medida que el calendario avance.

Enamoramiento y paciencia. Así se resolvería la cuestión catalana según el ministro de Defensa en potencia de Podemos.

Pablo Iglesias ha hecho el fichaje más sonado del mercado de otoño. Un general que hace cuatro años era nada menos que JEMAD, el Estado Mayor de la Defensa. En el caso ---cada vez menos probable, a decir de las encuestas, de que hubiera en España un presidente con coleta, el ministro de Defensa sería un militar retirado que utiliza la expresión democracia real y opina que la OTAN es una organización anticuada. Pedro Sánchez reclutó a una comandante, Cantera, Podemos pone a desfilar a un general. En el tanteo de fichajes Coleta Morada gana cero-uno.