OPINIÓN

Monólogo de Alsina: El PNV ya mira a Rajoy como un árbol viviente de Guernica

Francia decide su futuro inmediato. España ya lo tiene decidido. Francia en capilla para la elección de nuevo presidente. Que sólo si se produjera una gran sorpresa, o si pasara algo verdaderamente inesperado de aquí al domingo, podría ser presidenta.

Carlos Alsina

Madrid | 04.05.2017 07:57

Francia, resolviendo su incógnita. Y España, que la tiene resuelta. Los escándalos de corrupción le complican la vida al PP en los medios de comunicación y en las encuestas. Pero no parece que cambien ni una coma del guión que escribió Rajoy (su hoja de ruta) para amarrar la aprobación de los Presupuestos del Estado. Que aunque sobre el papel sean los Presupuestos de Montoro, en rigor (al césar lo que es del césar) son los presupuestos de Iñigo Urkullu.

El pleno al quince del PNV. Que ahora ya no ve a Rajoy tan centralista, tan autoritario, tan alérgico, ¿verdad?, al hecho diferencial de las nacionalidades históricas. Hasta Egibar empieza a ver a Mariano como un estadista de rh negativo. Hoy el PNV mira a Rajoy y ve un árbol viviente de Guernica.

Para finales de junio, y abonado el precio de los cinco votos peneuvistas, tendrá Rajoy sus cuentas aprobadas. Pase lo que pase en el debate que empezó ayer a mayor gloria de Montoro. Ese faro de la empatía y la cordialidad que es el contable mayor del reino. Montoro. El ministro que disfruta sabiéndose antipático. Disfruta pero no finge. No es pose, oiga. Es Montoro. En su día grande parlamentario, cuando él se siente con más galones que nadie, más experimentado que nadie, más brillante que nadie en la réplica ingeniosa al adversario.

Montoro en modo holandés, a lo Jeroen Dijsselbloem con las copas. Y poniéndoselo en bandeja a Irene Montero. Si el divertidísimo Montoro te deja el balón en el área y a portería vacía, qué vas a hacer sino rematar y apuntarte el tanto.

Ponerse a debatir sobre partidas presupuestarias es un tostón, salvo que uno sea Montoro. O Solbes. O Garicano. Tiene más salida en la prensa navegar el Pisuerga y vincular la recuperación económica con la fiscalía del Estado y el caso Lezo. Metes todo en el mismo saco, lo agitas, y te sale lo mismo un tramabús que una intervención parlamentaria.

¿Mande? ¿Presupuestos para blanquear la imagen del PP? ¿Está diciendo Montero que ya no hay austericidio, pisoteo de los servicios públicos, jibarización de la sanidad y la educación y la cultura? ¿Cómo dice siempre Susana Díaz? El sufrimiento que genera Rajoy con sus recortes.

Sufrir, no parece que al PP le haya hecho sufrir mucho la negociación presupuestaria, la verdad. Cuando empiece el desfile de la comisión Bárcenas en el Congreso será otra cosa, pero en esto de amarrar voluntades para garantizarse la aprobación de sus cuentas ha toreado sin despeinarse. Gana Rajoy sin bajarse del autobús. Es verdad que quien tiene el grifo del dinero, y el BOE, tiene la llave para contratar socios. No es nuevo. Abres la negociación haciéndote el estrecho y luego vas abriendo la mano todo lo que haga falta para no perderla. Montoro se gusta en su papel de sargento férreo pero sus cuentas siempre han sido elásticas.

Ciudadanos presumía de habérselo puesto difícil a Rajoy —la cantidad de gasto social que le hemos arrancado, Albert—, pero visto lo del PNV Ciudadanos fue una monja. Y Clavijo, el canario, un aprendiz de cocinero.

Urkullu le ha sacado a Rajoy un cupo seiscientos millones más barato que el del año pasado, 1.400 millones de reconocimiento de deuda y otros 4.000 en inversiones e infraestructuras. Seis mil millones de euros y el blindaje del sistema. No es más grano lo que ha conseguido el PNV, es la cosecha de quince años.

El hecho diferencial es tener justo los cinco diputados que faltan para completar la suma. Tener cinco en el momento oportuno, que es éste en que el PSOE de la abstención no está para hacerle favores a nadie, y menos que a nadie al gobierno.

A Pablo no le ha hecho gracia, por cierto, que el veterano Javier Fernández, presidente interino del PSOE susanista (, haya tirado de ironía para pedirle cortésmente que deje de dar la brasa con su moción de censura. Si Fernández hubiera tenido a mano a Serrat le habría cantado a Pablo el “niño, deja de ya de joder con la pelota”.

Pero como no tenía a Serrat y como Lluis Llach anda persiguiendo funcionarios, ha optado Fernández por prescindir de la música e ir directamente a la letra: “Pablo”, le dice, “ya te dimos respuesta a esto de la moción, ya tuviste en tu mano quitar a Rajoy apoyando a Pedro y no vayas ahora de salvador de una situación que has provocado tú mismo”. Menos juegos de manos y más política seria. Éste es el resumen.

Y a Pablo tanta hostilidad, ¿verdad?, le ha dolido muchísimo. Ay, arrieritos somos. Con un PSOE tan hostil lo peor que le puede pasar a ese partido es que alguna vez se vote la investidura de un presidente socialista y Podemos la boicotee votando en contra. O sea, lo que ya pasó hace ahora un año.

Hoy tenemos primer tanteo en la guerra sin prisioneros que libran la reina cien por cien Susana y el príncipe destronado, Espartaco Sánchez, con Patxi de maestro Zen y haciendo bulto.

Cuántas firmas ha recogido cada uno para participar en la carrera. Un tanteo que sólo sirve para darse bombo y ponerte un maillot amarillo que al final sirve de poco. A Susana vestida de amarillo la hemos visto poco. Y a Pedro menos. Si se cumple el guión ella ganará hoy el partido de solteros contra casados. Sin que eso le garantice, en absoluto, ganar el partido oficial dentro de diecisiete días. Oiga, qué nervios.

Está el PSOE, entiéndalo, como para andar entrando al trapo de Podemos.