Monólogo de Alsina: "A Rato le atribuían el milagro económico y al también galáctico Zaplana haber puesto Valencia en el mapa"
Nos hemos venido al campo, como Pablo Iglesias.
No a comprar casa. Ni siquiera a mirar cómo están por aquí los precios. San Agustín del Guadalix. Cuarenta kilómetros de Madrid. Como La Navata.
Nos hemos venido a aprender. A ver qué se cuece en el mundo millenial de jóvenes con ideas brillantes. A curiosear en el campus Iberdrola. Que hoy celebra el INNODAY. "Inno" por innovación. "Day" porque éste es el día. El día de entender por dónde va el mundo. De la energía. Quiénes están teniendo hoy las ideas que en poco tiempo veremos que han cambiado nuestra vida cotidiana. Reúnes en un mismo lugar a estudiantes avispados, universidades de referencia, emprendedores que consiguieron hacer realidad proyectos nuevos y, ¿qué te sale? Pues esta jornada en el campus Iberdrola. Que es como un spoiler de cómo va a ser nuestra vida cotidiana cuando nuestra casa —o nuestro chalet— sea más inteligente que nosotros, cuando la realidad virtual nos permita hacer deporte subiendo cuestas en la sierra sin movernos del salón, cuando tengamos una escuadrilla de drones sobrevolándonos todo el tiempo o cuando la forma más limpia y barata de producir la energía que alimenta todos esos inventos sea…ah, si aparece por aquí un millenial capaz de descubrirnos una energía nueva (y renovable) le invitan a quedarse a vivir en e campus. Entretanto sí podremos contar por dónde van los avances en este campo. Las tendencias, que diría Caprile. Las tendencias energéticas.
Spoilers de las noticias que se van a producir hoy no voy a hacerles, pero sí tenemos algunas pistas. Cosas que están por pasar y que tendrán consecuencias.
Puigdemont en Alemania. Le decisión de Martin, Matías y Matías, los tres jueces de Sch-les-wig Hols-tein, es inminente. No pinta bien para el juez Llarena. La posibilidad de que el tribunal reconsidere su criterio sobre el delito de rebelión (alta traición en el código alemán) es cero. Por rebelión no lo van a entregar. No ve el tribunal que haya cambiado nada respecto de su decisión preliminar de abril. La pregunta que queda por responder es si lo entregan por malversación o ni siquiera por eso. Porque aún cabe la posibilidad de que digan lo que los belgas, que hay defectos de forma y Puigdemont puede volverse cuando le apetezca a su mansión de Waterloo.
No es un secreto que si eso sucede, el independentismo se apuntará otro tanto y el Tribunal Supremo encajará otro revés. El Supremo, y el Estado, y el gobierno. En pleno pulso, reactivado, de Joaquim Torra contra Rajoy por el nombramiento de los consejeros carcelarios. Y aquí vienen las dos cuestiones siguientes que habrán de despejarse en las próximas horas: si Torra persevera y mantiene para mañana la toma de posesión de Rull y Turull aun sabiendo que Llarena no les ha autorizado salir y si Rajoy mantiene la negativa a hacer oficiales esos nombramientos. O planteado de otra forma: si el 155 sigue aplicándose en Cataluña mañana y, en ese caso, qué va a hacer esta tarde el PNV cuando se haga la votación definitiva de los Presupuestos del Estado. O qué va a decir para justificar que Ortúzar se come con patatas aquello que dijo de que, por principios, nunca apoyarían al gobierno mientras el 155 no fuera levantado.
Además, y para que vayan haciéndose a la idea de cómo vienen estos próximos días, está al caer la sentencia del juicio de la Gürtel. El primero con el Partido Popular en el banquillo acusado de haberse beneficiado de los chanchullos de Bárcenas y Correa, presuntamente. Ahí las quinielas apuntan a que habrá condena para casi todos los procesados, incluido el PP como partido y la ex ministra Ana Mato. Y el PP, que sabe que se avecina condena, ha empezado ya a ensayar el argumentario.
A punto de salir la sentencia de la Gürtel y a la espera de ver en qué situación queda hoy mismo Eduardo Zaplana, nuevo nombre en la lista de antiguos pesos pesados del PP investigados por corrupción.
Otra vez la corrupción. El fantasma de las corrupciones pasadas y de las corrupciones recientes.
Zaplana lo fue casi todo en el Partido Popular. Primero en la comunidad valenciana, luego en el gobierno de España, más tarde en el grupo parlamentario. Fue un hombre de Aznar y fue también un hombre de Rajoy, aunque el marianismo haya tratado de reescribir la historia presentando a Zaplana y Acebes como dos imposiciones aznaristas que Rajoy tuvo que tragarse sus cuatro primeros años de oposición a Zapatero.
Zaplana fue uno de los galácticos del PP. Si a Rato le atribuían el milagro del crecimiento económico, a Zaplana le atribuían haber puesto Valencia en el mapa. El milagro de la Comunidad Valenciana, modelo de empuje, de prosperidad y de emprendimiento. Madrid y Valencia eran las dos sedes principales del partido: los bastiones que encarnaban la forma popular de gobernar los territorios. En Madrid acabaron malamente todos los presidentes autonómicos de este partido. En la Comunidad Valenciana sólo se salvó de la quema Alberto Fabra.
Siete años gobernó Zaplana la región antes de que Aznar lo llamara a Madrid para ser ministro. Y si algo sorprendió al respetable ayer no es que Zaplana acabara detenido en una de las investigaciones sobre presunta corrupción de antiguos cargos del PP, sino que la detención se produjera por un caso nuevo.
Cuando ayer se supo que la UCO detenía a Zaplana políticos y periodistas preguntamos: ¿es por la Púnica, por Lezo, por alguna de sus gestiones como lobysta? Y la primera sorpresa fue que era un juzgado de Valencia, no de Madrid, el que había ordenado la detención. La siguiente sorpresa fue que era el juzgado número ocho, porque de los 21 juzgados valencianos el ocho debe de ser el único que no tenía un caso de corrupción entre manos. Y el caso, en efecto, es nuevo. Pero por hechos anteriores a casi todos los demás. Las mordidas que, presuntamente, se embolsaban el presidente Zaplana y algunos de sus colaboradores —anoche imputó la juez a Cotino— por adjudicaciones como el Plan Eólico y las ITV de la comunidad. Dinero negro que Zaplana habría ocultado en Uruguay y que sólo ahora, al empezar a repatriarlo, habría encendido las alarmas de la UCO.
Vienen curvas para el partido del gobierno.
• Zaplana, por muy apartado que estuviera de la primera línea, es PP. Puro PP.
• La sentencia de la Gürtel va a afectar al PP. Al partido, no sólo a personas que estuvieron vinculadas a él.
• Hay un alto cargo en ejercicio, Fernández Moya, número dos de Montoro, investigado en un juzgado de Jaén por presunta prevaricación y malversación en su etapa de alcalde.
• Y lo de Cataluña no termina de enderezarse. Torra no cede y el proceso por rebelión se atasca.
Y no, lo del chalé de Pablo e Irene no es una cortina de humo para que no hablemos de los problemas del gobierno. Diga Irene lo que diga.